Tu compañía es grata, estimulante, y más lo es, el olor de tu cuerpo a las 6 de la tarde al detenernos en la calle y aspiro tu cuello, tu rostro; cuando tomamos un trago a las nueve de la noche, sobre la carretera federal México Texcoco, al recargarte en mi pecho.
O cuando frente a la computadora escuchando a Silvio Rodríguez conozco, la suavidad y calor de tu vientre, extasiándome al saber que se agrandan tus pupilas al mirarme.
La respuesta.
Soy vecino de este mundo por un rato, y hoy coincide que también tu estés aquí, coincidencias tan extrañas de la vida.
O le llamaríamos; amores a destiempo, momentos, expresiones, sentires y pensares en los que tu recuerdo inunda cada minuto en mi existencia.
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