jueves, 21 de febrero de 2019

VERONICA SE REENCUENTRA CON SU HIJO, TRAS 14 AÑOS DE AUSENCIA


First slideHace 14 años, Verónica Montes Domínguez desapareció sin dejar rastro, víctima de un trastorno mental detonado tras la pérdida de su primer hijo.

Antes, en 1997, la esquizofrenia había causado sus primeros estragos: a la orilla de un río de Chihuahua, Verónica había abandonado a su segundo hijo, Jesús Gilberto, de entonces 3 años de edad.

Convertido en adulto y tras vencer la leucemia, Jesús encontraría a su mamá a más de mil 300 kilómetros de distancia, a pesar del tiempo, de la indiferencia de las autoridades y de las decenas de falsas pistas que siguió por años. El 10 de febrero Verónica tomó en la Ciudad de México un avión que la regresó a Chihuahua, donde festejará junto a los suyos su cumpleaños número 48.


Hasta hoy, la Fiscalía General del Estado Zona Centro guarda una ficha con los datos de Verónica. Nacida en marzo de 1971, tez morena clara y estatura de 1.70 metros; Verónica Montes Domínguez y su desaparición se convirtieron en un número, el del expediente 0520347/2005. La foto de la pesquisa apenas se parece a la mujer que deambulaba en las calles de la zona metropolitana de la Ciudad de México. 

Catorce años de protocolos para la búsqueda de personas desaparecidas –que suponen la colaboración e intercambio de información entre las fiscalías del país–, no arrojaron una sola pista a la familia de Verónica.

“Fueron años de citas en la Fiscalía, de llamadas en las que me decían que iban a buscarla, pero no. Gobierno tras Gobierno, al caso de mi mamá le daban carpetazo”, contó Jesús en entrevista.

La clave para dar con el paradero de la mujer fue la búsqueda iniciada en Facebook por Jesús y por su novia Diana. Ellos, juntos desde hace 2 años, decidieron a inicios 2018 retomar la búsqueda de Verónica, después de que su hijo Jesús se recuperara de los tratamientos para tratar la leucemia que le diagnosticaron en 2014.

“Imagina 2 décadas sin ver a tu mamá, y saber que desde hace 14 años se encuentra extraviada, sin que nadie más tenga razón de ella, sin saber si come o duerme bien, si le han hecho daño... Bueno, pues este es mi caso”, comienza una publicación hecha en mayo del año pasado por Jesús.

Él y Diana iniciarían la travesía en Ciudad Juárez, donde habían surgido las últimas noticias sobre Verónica.

“Me dijeron que estaba en Juárez, que andaba en el Centro, por la Catedral. Ahí la buscamos, pero no tuvimos suerte, nos decían que sí había estado ahí, que seguramente regresaría, pero no la vimos”, detalló.

Esa era la quinta vez que Jesús visitaba la frontera con la idea de encontrar a su mamá.

La idea de recorrer las calles sin rumbo fijo no le era ajena, Jesús había recorrido innumerables casas desde que fue recogido por el DIF, institución encargada de su tutela por la condición mental de Verónica.

Después del DIF, Jesús pasó al cuidado de su familia paterna, de donde huyó muchas veces. Idas y venidas terminaron cuando en 2006 se puso nuevamente en contacto con la familia de Verónica.

“A los 12 años me enteré de que mi mamá estaba desaparecida, nadie sabía nada de ella desde un año antes. Un día ya no supieron más”, explicó.

“Iba a Juárez más o menos desde los 16 años. En una de esas veces hacía frío y me llevaron a un albergue, como era adolescente me dejaron ahí seis meses hasta que cumplí la mayoría de edad”, relató.

Con el paso de los meses y la constante publicación en Facebook del caso, miles de personas compartieron cada información que tenían de Verónica.

Desde todas partes del país decenas de personas aseguraban haberla visto, siempre en condiciones de mendicidad.

“Sé que es como buscar una aguja en un pajar, pero si me ayudan compartiendo quizá hoy sí tengamos éxito y podamos encontrarla para que su hijo se reencuentre con ella… Si está información llega a ella de alguna manera, queremos hacerle saber que su hijo la ha buscado incansablemente, que no hay juicio de su parte, que no importa lo que haya pasado, sólo quiere volver a ver el rostro de su madre y poderla abrazar”, insistió Jesús en octubre de 2018.

Videos, fotos y testimonios llegaban de todas partes del país. Jesús sabía que ninguna de las mujeres que veía era su madre.

“Mi novia me decía que cómo era posible que supiera que no era ella si hacía más de 20 años que no la veía. La verdad es que yo no tengo recuerdos de ella, pero es de esas cosas que se saben”, indicó.

La primera prueba de que Verónica seguía viva llegó desde Iztapalapa. Una persona se comunicó con Diana para contarle que, en un momento de lucidez, una mujer que deambulaba por la zona se identificó como Verónica Montes Domínguez, originaria de Chihuahua y madre de dos hijos.

“No teníamos foto, decidimos comprar los vuelos ya cuando tuvimos la foto”, dijo Diana.

“Yo en cuanto la vi estuve seguro de que era ella, de inmediato pensé: ‘encontramos a mi mamá’”, advirtió.

Junto a una hermana de Verónica, el pasado 8 de febrero la pareja tomó un vuelo a la Ciudad de México. Buscaban llegar a la Central de Abastos de la capital del país, donde la habían visto por última vez.

Sin conocer la ciudad, con el presupuesto justo, comprados los boletos para el regreso, Jesús, su novia y su tía recorrieron al azar el mercado que de acuerdo con datos del Fideicomiso para la Construcción y Operación de la Central de Abastos, tiene 327 hectáreas de extensión.

La primera jornada de búsqueda terminó hasta entrada la noche, sin rastro de Verónica. La mañana del 9 de febrero la pasaron en una de las oficinas de la Procuraduría General de Justicia de la CDMX para imprimir volantes, los mismos que hace años claman por informes de los desaparecidos.

“Ese día, desde medio día, un taxista sin cobrarnos nos ayudó todo el día hasta casi medianoche para hacer más fácil la búsqueda. Ese día tampoco tuvimos éxito, solo sabíamos que estábamos muy cerca pero al mismo tiempo muy lejos”, escribió Diana.

El 10 de febrero era la fecha para el regreso marcada en los boletos de avión. A las 14:00 horas, Jesús, Diana y la hermana de Verónica tendrían que abordar el vuelo que los regresaría a Chihuahua.

“Aunque Vero seguía ahí, no se cruzaban nuestros caminos. Justo en el segundo en que dijimos; ‘vámonos! no lo logramos’, justo en ese segundo, sonó mi celular y me llegaba una foto de mi suegra vagando por otro municipio lejos de ahí”, relató en su página de Facebook.

Un taxi los llevaría al Estado de México, al municipio de Los Reyes La Paz, donde unas personas identificaron a Verónica –sabían del caso por las publicaciones en redes sociales–, le dieron de comer para evitar que se escapara.

“… ahí estaba ella, sentadita, lastimada, casi olvidada, con una imagen tan triste como la de miles de indigentes allá en México, con su mente en otro espacio, muy lejos de ahí. Reconoció de inmediato a su hermana, y recuerda a su hijo pero de 3 años (como lo vio la última vez), el tiempo para ella se paró, bloqueó todo lo que la dañó, que supongo ha de ser inimaginable”, continuó la descripción.

Ese mismo día, en un vuelo posterior, los cuatro regresaron a Chihuahua, donde de la FGE les esperaría para avisarles que nada se podía hacer para ayudar con la condición física y mental de Verónica. (Con información de Ana Chaparro). 



El caso

• Verónica Montes Domínguez nace en marzo de 1971

• En 1997 la esquizofrenia empieza a manifestarse

• La enfermedad se detona con la muerte de su primer hijo

• Debido a la condición de la mujer, Jesús queda bajo la tutela del DIF

• Pasa al cuidado de su familia paterna, de donde huyó muchas veces

• En 2006, cuando tenía 12 años, se pone en contacto con la familia de Verónica y ahí se entera que tienen un año sin saber de ella

• Su desaparición queda registrada en el expediente 0520347/2005

• Aunque aseguran que la buscan, autoridades dan carpetazo al caso

• En 2014 Jesús es diagnosticado con leucemia

• Tras su recuperación, él y su novia Diana retoman la búsqueda de Verónica a inicios de 2018

• La constante publicación en Facebook del caso los lleva a una pista en la Ciudad de México

• A punto de dar por concluida la búsqueda, el 10 de febrero, les llega una imagen de una familia que acogió a Verónica

• Ese mismo día regresa a Chihuahua con su familia

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