El comercio informal a través de los tianguis literalmente
secuestra a los habitantes en sus domicilios al cerrar las calles, lo cual
beneficia a los líderes con sus cuotas que exigen a los comerciantes y los
únicos afectados son los ciudadanos quienes no pueden utilizar las arterias
para transitar libremente; en los últimos meses el comercio ambulante a crecido
de una forma generalizada debido a los bajos salarios y la falta de oportunidad
para poder laborar en una empresa.
Tal es el caso del municipio de La Paz, estado de México
donde el comercio ambulante utiliza las calles de una manera ilegal bajo el
amparo de las autoridades locales; por un lado, se niega a realizar el cobro de
los comercios establecidos bajo el argumento de no contar con un padrón real
para conocer el número de comercios establecidos, ello se debe a la falta de
capacidad para realizar el censo en el territorio local y así poder cobrar el
impuesto de acuerdo al giro comercial.
Por el otro lado, la carencia de personal por parte de la administración
local impide realizar un recorrido calle por calle del territorio y poder
realizar un conteo de cuantos comerciaos hay y de cuantos se han instalado
recientemente, lo cierto es que cada día que pasa el comercio informal en los
llamados tianguis sigue creciendo sin que nadie ponga un orden en la
instalación de los puestos, los líderes sólo se dedican a realizar el cobro de
hasta 25 pesos por cada puesto de un metro de ancho por un metro de largo.
Los líderes sólo pagan por cada puesto en promedio dos
pesos, dinero que debe ingresar a las arcas municipales, pero en mucho de los
casos ese recurso no entra y se queda entre líderes y jefes de departamentos de
tianguis y mercados quienes son los que permiten el cierre de arterias
afectando sólo a los ciudadanos que han quedado bloqueadas sus calles por culpa
del comercio ambulante.
El problema en el municipio de La Paz es que el mismo
comercio informal ha invadido arterias principales como la carretera federal
México-Puebla en sus límites con la Ciudad de México en el paradero de Santa
Marta, sitio donde los vendedores han invadido por completo la acera y obligan
a los transeúntes a caminar por el arroyo para que en cualquier momento se
registre un accidente con los peatones, mientras que la autoridad permite esta
acción.
Arterias primarias han sido tomadas por el comercio
ambulante sin que la autoridad competente haga algo para restringir el
crecimiento de los ambulantes que se han apoderado de las avenidas, los
ambulantes se han adherido en organizaciones políticas y civiles que a su vez
están afiliadas a partidos políticos y son los que al recibir un poder político
y económico dejan hacer lo que quieran a los comerciantes.
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