Es el caso de Toño, un niñito de no más de 10 años de edad,
que trabajosamente y de tarde en tarde y en ocasiones desde muy temprano, sale
al cruce de las avenidas Adolfo López Mateos y Torres Chicas, a empujar la
silla de ruedas de su hermano paralítico de no más de 17 años, a través de las
filas de autos que se detienen con el rojo del semáforo. La limosna que
obtienen entre los conductores, les permite el sustento diario. Esta es su
manera de sobrevivir.
Como ellos, miles y miles sobreviven en calles, campos -como
jornaleros- y como artesanos, aunque hay otros cientos que lo hacen arriesgando
la vida cada día en cruceros de la capital mexiquense.
Datos del Instituto Nacional de Geografía e Informática
(Inegi), indican que en el Estado de México hasta 2013, se tenían detectados un
total de 225 mil niños realizando algún tipo de actividad económica. La tasa de
ocupación para la población infantil mexiquense fue de 5.7, esto es 7.2 para
niños y 4.2 para niñas, lo cual indica que son más los varones en edad infantil
que son orillados o empujados a trabajar en el Estado de México por necesidad u
obligación impuesta.
Los datos aportados por el organismo para la entidad
mexiquense, indican que para los niños la principal ocupación son las
actividades elementales y de apoyo (como en el caso de Toño), con 57.6%;
mientras que para las niñas la principal ocupación es la de ser comerciantes,
empleadas en ventas y agentes de ventas con 39.2%.
De los niños mexiquenses que trabajan, 30.9% no recibe
ingreso y de los que sí reciben un sueldo, sólo el 38.1% recibe un salario
mínimo; el 23.7% recibe más de un salario mínimo o dos, y sólo 0.6% recibe más
de tres. 52.4% trabaja para un familiar; 13.8% por necesidad en hogar; 9.0% por
aportación; 32.8% para estudios y 19.5% por gusto
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