lunes, 30 de abril de 2012

Peña Nieto y Beatriz Paredes llena el Auditorio





Competimos civilizadamente, afirma el ex gobernador del Edomex.Construiré un gobierno en alianza con la sociedad, promete la aspirante priista.

 
México • Beatriz Paredes arrancó campaña en un Auditorio Nacional lleno que vitoreaba a Enrique Peña.
Llegó a gradas ocupadas por sindicalistas de gobierno y priistas que, aseguraban, habían continuado fieles, a pesar de las adversidades de un partido que durante los últimos 18 años ha estado en la lona electoral de la Ciudad de México.
En el acto, Enrique Peña robó cámara, tanto en saludos como en presentaciones en general. Beatriz Paredes hizo votos para una relación con la capital sin distingo de partidos, prometió cabildos delegacionales y perfiló la oportunidad de abrir las candidaturas ciudadanas.
El mexiquense hizo una entrada típica de su campaña: las mujeres desde el fondo gritaban como si recibieran a un cantante de moda, con porras, canciones de campaña y las arengas en favor del presidenciable, a pesar de que no era el personaje central del acto.
Beatriz Paredes fue arropada por el candidato presidencial y los dirigentes nacionales del PRI, Pedro Joaquín Coldwell y Cristina Díaz, quienes aplaudían desde la primera fila.
También estaban los dirigentes de los sectores campesino, obrero y el coordinador de los diputados del Revolucionario, Francisco Rojas.
Aunque a diferencia de los candidatos por Jalisco y Guanajuato, los gobernadores le hicieron vacío y el coordinador de los senadores Manlio Fabio Beltrones no asistió.
Desde el frente del Auditorio, Paredes prometió desarrollar un gobierno de mayor alianza con la ciudadanía.
Presumió conocer la Ciudad de México y advirtió que para gobernarla era indispensable comprenderla y saberle fisuras y evoluciones.
En tanto, Enrique Peña prometió un gobierno sin grupos aislados y de cooperación sin filiaciones partidistas
En referencia a la guerra sucia, dijo que su partido, ha entendido que en la democracia se debe competir de manera madura y civilizada, y que a partir de ahí se construyan mejores condiciones para la sociedad a la que se aspira a gobernar.
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Aquí, en el Distrito Federal, Enrique Peña Nieto no estaba en territorio que le perteneciera. Aquí, es de los pocos lugares en el país donde va abajo en las encuestas. Y aquí, en el Auditorio Nacional, donde su correligionaria Beatriz Paredes iniciaba este domingo su campaña proselitista para la Jefatura de Gobierno con una desventaja de más de 20 puntos, el candidato acudía para darle su apoyo ante 10 mil militantes priistas (los orgánicos: CNC, CNOP, CTM, contingentes, muchos de éstos uniformados de rojo, como los de Antorcha Campesina, esos que durante semanas bloquean calles del Centro).
Eso necesitaba la ex dirigente nacional del PRI: el apoyo de Peña Nieto.
—¿A ver si la ola electoral de su candidato los ayuda en el Defe? —se le preguntaba a un grupito de Peñitas Nieto, jóvenes de traje y encopetados como el de su líder, acompañados de sus novias de peinados alaciados similares a los de su Gaviota, Angélica Rivera, la esposa del candidato.
—Pues sí, está duro, pero en una de esas los votos de él se pasan también a Beatriz…—respondía uno de ellos.
Por eso venía Peña Nieto a cumplir el protocolo político, a darle su apoyo a Paredes, para ver si, “en una de esas…”. Y le ofrecía su apoyo, su “gobierno de cooperación total”. Aunque también, le daba algo así como su… solidaridad:
“Agradezco la solidaridad de venir a apoyarme, lo aprecio”, le decía Paredes hasta… a Angélica Rivera.
Y los disciplinados priistas ahí congregados, que no lograban causar euforia como suele haber en los mítines de Peña Nieto en otras entidades, sabios ellos de su realidad adversa, no tenían más remedio que echar mano del ruidoso coro futbolero de los que ven difícil su triunfo ante un adversario superior:
“¡Sí-se-puede! ¡Sí-se-puede!”, coreaban.
Pero no era la fiesta del candidato presidencial. Era la de Paredes, quien desde el inicio marcaba su estilo: primero dispuso que se le rindiera honores a la bandera y se cantara el Himno Nacional, algo que nunca se hace en los mítines del priista (por cierto, falló el sonido y la gente se arrancó a cantar a capela); y luego, previo a su discurso, la bohemia política eligió que una cantante interpretara una canción con lírica de suspiros electorales (antes había tocado la Sonora Santanera): “Volverás a ser feliz, volverás a renacer”.
—¿Volverán a ser felices en el Defe cuando renazcan electoralmente?— se les comentaba a unas damas uniformadas de gorras blancas con el logo de “Beatriz Paredes”. Se reían y filosofaban:
—La esperanza muere al último. ¿Qué tal que damos la sorpresa?… -decía una.
“¡Sí-se-puede! ¡Sí-se-puede!”, se arrancaban los peñistas y beatricistas con el coro ese de los que suelen saber… que van muy abajo en el marcador.
Bitácora Día 01
Oferta
► La candidata al gobierno capitalino prometió convertir a 90 por ciento de las primarias públicas del DiF en escuelas de tiempo completo, mediante un programa aplicado de manera bianual.
Denuncia
► La priista aseguró que debido a la ineptitud de los gobiernos de primera alternancia se ha escamoteado la grandeza de la Ciudad de México y del país.
Agenda de hoy
► Acompañará a Enrique Peña Nieto al Lienzo Charro del Pedregal para participar en un foro donde se discutirán los derechos de los niños.

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