De acuerdo con dos de las supervivientes, se les obligó bajo
tortura a declararse delincuentes cuando eran secuestradas, constata la
recomendación de la CNDH sobre el hecho.
E. y R. fueron secuestradas en la última semana de junio,
una en un balneario y la otra, caminando por la calle, ambos testimonios fueron
incluidos en la recomendación 51/2014 de la Comisión Nacional de los Derechos
Humanos (CNDH), fueron abusadas sexualmente y además golpeadas por civiles
armados a quienes se les trasladó a una bodega de Tlatlaya en el Estado de
México.
El grupo llegó durante la noche del 30 de junio a bordo de
tres camionetas, donde portaban armas largas y cortas; la mayoría de los
integrantes rondaban los 15 a 23 años y según reportes de agunos familiares,
obligados a sumarse al grupo criminal.
Entre ellos estaban cinco secuestrados: dos mujeres, dos
hombre y la madre de una de las integrantes que fue a buscar a su hija para
pedirle que volviera a casa.
E y R se encontraban amarradas y durmiendo en diferentes
vehículos, en la esquina de la bodega se sentó la madre, quien también
sobrevivió a los violentos acontecimientos que se avecinaban, porque estaban
protegidas por las camionetas.
Los civiles armados bebían y se drogaban, cerca de las 4:20
de la madrugada comenzaron a gritar que se despertaran, porque les habían caído
"los contras", mientras se iniciaba una balacera por parte del 102
Batallón de Infantería en San Miguel Ixtapan, quienes al patrullar por la zona,
descubrieron a las personas armadas dentro de la bodega.
10 minutos después los balazos cesaron y el Ejército
solicitó su rendición, asegurando que se les perdonaría la vida, cosa que
hicieron los jóvenes mientras arrojaban sus armas al piso, presuntamente el
líder del grupo habría huído de la bodega en ese momento. El saldo era de 7
muertos y un soldado herido.
Los soldados movieron a los secuestrados tras su
identificación al fondo de la bodega, mientras ordenaban que dispararan contra
los vivos o heridos, pese a que uno de ellos reclamó "¡No los
mates!".
Las mujeres contemplaron a los soldados alineando a los
rendidos contra la pared, desde ahí los obligaron a que se hincaran y a decir
su apodo, edad y ocupación, tras lo cual los ejecutaron. Todo terminó a las 6
de la mañana, para entonces 20 estaban muertos y 13 habían sido ejecutados, a
uno le habían desnucado y otros cuatro habían sido brutalmente golpeados en
todo el cuerpo.
Elementos del Ejército y la Marina se llevaron a los dos
hombres secuestrados y los mataron, tras lo cual pudieron mover cuerpos,
posicionar las armas y ocultar la evidencia. La Policía Ministerial mexiquense
arribó al lugar 30 minutos pasado el mediodía para iniciar las diligencias, sin
embargo, las supervivientes fueron trasladadas de la zona hasta las 4 de la
tarde, además no tomaron fotografías, rompieron los sellos de custodia y no
preservaron evidencias, de hecho los equipos de telecomunicaciones de los
occisos ya no estaban ahí.
La Secretaría de Defensa Nacional emitió un comunicado donde
especificaba que se había abatido a 22 personas y rescatado a tres plagiadas,
además se responsabilizó a los secuestradores de iniciar el enfrentamiento.
Las sobrevivientes fueron trasladadas a la Procuraduría
General de Justicia del Edomex donde presuntos abogados las golpearon y
torturaron mediante asfixia, además de amenazas de violación para que firmaran
declaraciones que nunca leyeron y por las cuales se les consignó al Centro
Federal Femenil "Noroeste", en Tepic, Nayarit por acopio de armas y
posesión de cartuchos de arma de fuego de uso exclusivo del Ejército.
Con información de Reforma
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