La Paz, Edomex.-Con el propósito de valorar el aporte
femenino a las sociedades, recordar la lucha de este sector por la igualdad de
oportunidades, en 1975 se instituyó a nivel mundial celebrar el Día
Internacional de la Mujer el 8 de marzo.
La fecha comenzó a celebrarse en recuerdo de las luchas de
mujeres trabajadoras de finales del siglo XIX y principios del XX en
Norteamérica y Europa, a favor de igualdad de salarios respecto a los hombres,
reducción de la jornada de trabajo y otras causas.
En México, apenas hace poco más de 60 años, se reconoció el
derecho de las mujeres a votar y a ser votadas para puestos de elección popular
(el 17 de octubre de 1953). Cabe destacar, que este gran logro y avance en la
vida democrática de nuestro país fue producto de una larga lucha, cuyos
primeros antecedentes exitosos datan en Yucatán.
Yucatán fue el primer Estado de nuestro país en reconocer el
sufragio femenino en 1923. Ese mismo año, tres mujeres fueron electas al
congreso estatal: Raquel Dzib, Beatriz Peniche de Ponce y Elvia Carrillo
Puerto; y una mujer fue electa en el ayuntamiento de Mérida: Rosa Torre.
Lamentablemente, cuando el gobernador Felipe Carrillo fue asesinado, en 1924,
ellas se vieron obligadas a dejar su cargo.
A partir de entonces, otras entidades de México fueron
tierra fértil de las medidas con que habíamos avanzado en Yucatán: En San Luis
Potosí, las mujeres que supieran leer y escribir obtuvieron el derecho a
participar en las elecciones municipales en 1924. Un año después pudieron votar
en las elecciones estatales. Chiapas reconoció el derecho de las mujeres a votar
en 1925; y en Puebla ese mismo derecho fue conquistado once años después.
Sin embargo, los lentos avances en el reconocimiento pleno
de los derechos políticos de las mujeres dieron pie al surgimiento en 1935 de
importantes movimientos, como el Frente Único Popular, cuya demanda fundamental
fue el derecho al sufragio, y logró afiliar a 50 mil mujeres de diferentes
profesiones y tendencias.
Dos años después, en 1937, el presidente Lázaro Cárdenas
preparó una iniciativa para reformar el artículo 34 constitucional. No
obstante, después de cubrir sus etapas legislativas en ambas cámaras, el
proyecto se interrumpió en su declaratoria de aprobación en los Estados.
Fue hasta el 17 de octubre de 1953 −durante la presidencia
de Adolfo Ruiz Cortines−, cuando se publicó en el Diario Oficial de la
Federación un decreto en el que se anunciaba que las mujeres tendrían derecho a
votar y ser votadas para puestos de elección popular. A partir de entonces se
dio el primer paso en el ámbito constitucional para impulsar la participación
política de las mujeres.
Sucesivas reformas a las leyes secundarias ampliaron el
reconocimiento de los derechos ciudadanos de las mujeres, hasta la última
reforma constitucional en 2014. A través de ella se garantiza la paridad de
género en candidaturas a legisladores federales y locales.
Llegar hasta este punto en el empoderamiento de las mujeres
en nuestro país no ha sido fácil; ha tomado su tiempo y el esfuerzo de muchas
luchadoras sociales, a quienes creo que la mejor forma de rendir un franco
reconocimiento es abordar claramente los pendientes para lograr un México más
justo e igualitario.
El desafío como mexicanos: Reducir la desigualdad en todas
sus expresiones, empoderando a las mujeres para que sean partícipes de su
propio desarrollo y de sus comunidades; promover y respaldar la participación
de las mujeres en la política y la economía para lograr un crecimiento
económico sostenible, reducir la pobreza y generar prosperidad de largo plazo.
Porque la lucha por los derechos de las mujeres aún no
termina; porque la lucha es de todos, vamos juntos, hombres y mujeres, por la
igualdad real.
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