Seguramente ustedes se preguntarán, como muchos mexicanos, qué va a pasar en el 2012,Pues esas preguntas se las están formulando muchos y, aunque algunos “adivinos” les digan lo contrario, la verdad es que no hay respuestas absolutas ni ciertas para todas esas interrogantes que están en el ambiente. Que las encuestas hablan de una tendencia clara en favor del PRI y que de los priístas Peña Nieto es el que encabeza esas encuestas sí; que eso significa que ya está todo definido y que nada va a cambiar de aquí al 1 de julio, día en que se votará por un nuevo Presidente, no.
En política, como en la vida, no hay nada escrito y las cosas que parecen seguras pueden cambiar radicalmente en un corto tiempo. ¿Se acuerdan de la frase de campaña de Andrés Manuel López Obrador allá por mayo-junio del 2006? “¡Ya ganamos!”, era el slogan que reflejaba el ánimo triunfalista que había entre los seguidores del tabasqueño y en el mismo candidato, a quien muchos analistas, dentro y fuera del país, ya habían calificado desde varios meses antes de las elecciones como “el próximo Presidente de México”.
Ustedes saben bien lo que pasó después; podemos creer que a López Obrador lo derrotó la soberbia de creer que ya era Presidente, cuando todavía no se realizaban las elecciones o se puede creer también que a Andrés Manuel le robaron la elección a través de un fraude que alteró el sentido de la votación y le dio la Presidencia al panista Felipe Calderón Hinojosa. Cualquiera de las dos versiones de esta historia que se quieran creer, el ejemplo lo pongo para ilustrar que no hay nada escrito y nada está totalmente definido de aquí a la próxima elección presidencial.
Ayer veía a Peña Nieto, en Toluca, dar un mensaje con motivo de su sexto y último informe de gobierno.
La clase política priísta en pleno, gobernadores, dirigentes; invitados sorpresivos como Diego Fernández de Cevallos, con todo y sus barbas blancas de Santaclós, o Elba Esther Gordillo que aparecía sonriente y se dejaba ver cercana al copete del gober mexiquense; todo mientras en Cuautitlán, un municipio de su estado, más de 1,800 familias —al menos unas 20 mil personas— sufrían con la inundación de sus casas y tenían que dormir en albergues improvisados porque lo acababan de perder todo.
El mensaje de Peña, por su puesto, no tuvo mucho que ver con los pobres mexiquenses inundados en Cuautitlán, en Naucalpan, en Ecatepec o en Nezahualcóyotl. “Hay que rescatar a México”, dijo para hablar de la inseguridad y la violencia en el país, pero nada dijo de “rescatar a los inundados” de su estado.
Porque, claro, Peña ya está pensando en su campaña y le quedan apenas 10 días para entregar la estafeta a su protegido Eruviel Ávila y lanzarse de lleno a la aspiración que desde hace ya años viene cultivando desde Toluca y también desde sus tratos millonarios con la televisión.
Sólo que Peña tiene que aprender del pasado y no repetir errores de otros si no quiere que le pase lo mismo. Pensar que, porque así lo dicen ahorita las encuestas, él ya es el futuro Presidente, sería un acto de soberbia que le puede costar la derrota.
En la elección del próximo año, van a influir muchas cosas, desde las campañas sucias que se saquen sobre los candidatos —y Peña sería el blanco de varios golpes de sus enemigos— hasta la participación del gobierno y del Presidente para tratar de favorecer al candidato de su partido —remember Fox y su promesa de que no metería las manotas y luego el Tribunal electoral diciendo que el Presidente intervino en la elección y afectó la equidad—, o muchos otros factores que aún pueden cambiar el curso de las cosas.
Nada está escrito de aquí al 2012, puede haber encuestas, punteros, aventajados, pero a la hora de una elección, una lucha descarnada por el poder se desatará y los políticos de todos los partidos, incluido el del Presidente, harán de todo para ganar o retener el poder. Y cuando digo todo, es todo, así que todavía no hagan apuestas y esperen, que esto se va a poner duro.
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