Carlos Vargas, académico de la carrera de Hidrología de la Universidad Autónoma Metropolitana campus Iztapalapa (UAM-I), indica que el hundimiento promedio del terreno en las planicies de los municipios de Valle de Chalco y Chalco es de 35 y 15 centímetros, respectivamente.
Es en estas dos regiones del oriente mexiquense donde se registran los mayores hundimientos del terreno. Otras demarcaciones de la entidad presentan agrietamientos por diversos factores, especialmente por el tipo de suelo.
En entrevista, Carlos Vargas señala cuál es el proceso del hundimiento:
“El material más fino son las arcillas, luego le siguen los limos. Ambos son partículas que miden centésimas y décimas de milímetro; son materiales granulares finos que se depositaron en un lago junto con cenizas volcánicas. Estos materiales tienen alta porosidad, de casi 80%, y alta compresibilidad, que bajo presión por efecto del peso de la zona urbana o por la pérdida de agua en sus espacios porosos, se compactan”.
“Estos sedimentos forman los depósitos lacustres. Los vamos a encontrar sobre todo en la parte más baja de la cuenca de México, esto es en las planicies de Zumpango, Ecatepec, Unidad Aragón, Valle de Chalco y de Texcoco; en montañas, cerros o lomeríos se están dando los hundimientos”, dice.
Precisa que en el suelo de Chalco y Valle de Chalco existe presencia de estos sedimentos, así como en una pequeña parte de Tláhuac, Xochimilco y Milpa Alta en el DF.
Indica que en Ecatepec y Nezahualcóyotl también hay hundimientos con tasas de hasta 25 centímetros por año.
“El mismo problema de hundimiento del terreno existe al norte de la Unidad Aragón, que colinda con el municipio de Ecatepec. Por ahí estaría por los 25 centímetros por año, en su zona centro”, refiere el especialista.
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