jueves, 27 de septiembre de 2012

Neza, presa del hampa

 

Cada vez hay más armas de fuego en manos de delincuentes; “de nada vale dejarse asaltar”
 



 


Pablo caminaba sobre avenida Pantitlán de Ciudad Nezahualcóyotl cuando tres sujetos armados con pistolas lo increparon para asaltarlo. De nada valió que este hombre de 50 años de edad no opusiera resistencia, le dispararon y murió al instante.
Pero también está la historia de un muchacho que se refugió al interior de una patrulla estatal para protegerse de un atraco y aún así los criminales lo balearon dentro del vehículo oficial quedando herido.
O está la de un par de mujeres que, en distintas colonias de este municipio, fueron amagadas con pistolas por los delincuentes para despojarlas de sus vehículos, en uno de estos casos los ladrones casi se llevan a la hija de una de ellas, pues la menor estaba dormida en el asiento trasero.
En esas historias de crimen en Nezahualcóyotl hay un factor en común: el uso cada vez más frecuente de armas de fuego.
Ninguna autoridad ha realizado un balance para aproximarse al número de pistolas o armas largas que hay en manos de delincuentes, organizados o no, en Nezahualcóyotl. Pero el sentir de los habitantes es que el número ha crecido alarmantemente, pues hasta hace un década era más usual la utilización de armas blancas para los atracos.
Algunas estadísticas como la del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) pueden dar una idea del alto número de armas de fuego involucradas en diversos delitos.
De acuerdo con el SESNSP en 2011 y parte de 2012 hubo en Nezahualcóyotl 32 mil 198 delitos; de estos, las armas de fuego estuvieron involucrados en 128 homicidios y 47 lesiones dolosas.
La PGJEM tiene contabilizados, en lo que va de 2012, 107 homicidios dolosos con arma de fuego.
EL UNIVERSAL se dio a la tarea de buscar a las víctimas de la violencia y el fuego en Nezahualcóyotl. No fue difícil hallarlas, pero sí que quisieran hablar, pues temen represalias, las siguientes son sus historias. Sus nombres fueron cambiados para proteger su identidad:
“Mi hija, de desesperación, mejor se fue a Estados Unidos”
Sofía había puesto una tienda de ropa en la colonia Benito Juárez.
Un día después de una larga jornada laboral regresó a su casa manejando su automóvil de la marca Bora cuando al momento un grupo de hombres armados se le acercó y la despojó del vehículo.
Por el temor que sentía descendió del coche sin reparar en que su hija menor estaba en el asiento trasero del coche, apenas alcanzó a sacarla de la unidad antes que los delincuentes se arrancaran. Sofía tomó la decisión de irse a Estados Unidos, pues poco tiempo después de que la despojaron de su auto, un grupo de mujeres entró a su tienda y se llevó gran parte de su mercancía.
La historia de Sofía la cuenta su madre, Verónica, ella es dueña de una tienda de abarrotes y también ha sido asaltada.
Al igual que el resto de sus vecinos ha visto a decenas de jóvenes a bordo de motonetas armados. La mujer que roza los 60 años platica, detrás de la reja de su tienda, que antes Neza no era así.
“Ya quien más trae su pistola aunque sea hechiza pero la trae”
Jaime, residente de una colonia céntrica de Nezahualcóyotl cuyo nombre no quiere que mencionemos en este texto, ha enfrentado los asesinatos recientes de dos integrantes de su familia: su hermano Pablo de 50 años de edad y su propio hijo llamado Alberto, de 20.
Al primero le disparó un grupo de asaltantes en la avenida Pantitlán y al segundo un grupo de “amigos”.
Cuenta que su hermano salía todos los días a dejar a su hermana a la parada del camión en la avenida Pantitlán para protegerla de la cada vez más severa inseguridad. El 18 de julio pasado tres sujetos, todos armados con pistolas, lo increparon para asaltarlo pero tras despojarlo de sus pertenencias lo mataron de un balazo.
Ya no traen un desarmador, traen pistolas de alto poder, a mí apenas me asaltaron regresando de trabajar y nos quitaron los celulares, traían armas de fuego, comenta Jaime.
La Procuraduría General de Justicia del Estado de México no le ha dado un avance a Jaime sobre la investigación de los asesinatos de su hermano ni de su hijo. Cree que como muchos crímenes, los de sus familiares, también quedarán impunes.
Las armas pululan en Neza, dice Jaime de 45 años y quien se dedica a la plomería. Cuenta que recientemente un sujeto le solicitó cortar un tubo de acero para la autofabricación de una pistola, trabajo que rechazó.
Al morir, Pablo dejó a un hijo menor de edad. Para Jaime estas son las secuelas de la violencia, algo sobre lo que los delincuentes no se ponen a reflexionar, comenta.
“Los pusieron de rodillas en la banqueta”
Lucía llega en coche a la colonia La Perla, vigila que nadie la observe entrar a su casa. Se le pregunta si ella o un familiar ha sido víctima de la violencia y refiere que sí, pero no quiere hablar por temor a represalias.
Al fin, gracias a la intervención de un vecino accede a dar su testimonio, cuenta que la experiencia más fuerte que le tocó vivir fue el asalto a una de sus hermanas, quien regresando del supermercado se estacionó frente de su casa en la calle Ñires cuando una banda de jóvenes se le acercó para despojarla de su auto.
“Le pusieron el arma de fuego en la cabeza, a ella y a su hijo y los obligaron a descender de la unidad y a colocarse de rodillas en la banqueta mientras abordaban y se llevaban el coche”, recuerda con amargura.
La familia vivió con el shock por muchos días, pues no podían creer que en su propia calle, que hasta hace algún tiempo consideraban tranquila, ocurrieran hechos como estos.
La experiencia hizo que los vecinos de La Perla se organizaran. Colocaron mantas en decenas de calles en las que amenazan con acabar con aquellos que se dediquen a delinquir en la zona.
Por un tiempo, incluso, lograron que la policía municipal realizara más rondines en la colonia; sin embargo, dejaron de hacerlo porque se sumaron a los recorridos que el Ejército y la Policía Federal hacen por avenidas principales desde hace una semana.
Armas en todas partes
A decir de los vecinos, conseguir armas es posible en Nezahualcóyotl, siempre y cuando se cuenta con el dinero para ello, ya sea a través de tianguis o por “contactos”, se puede acceder a ellas.

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