viernes, 7 de septiembre de 2012

Noche de Psicosis en Nezahualcóyotl

6-sept-12
                                              Por Eduardo Muñoz
             Nezahualcóyotl, Méx.- No eran aún las 8 de la noche y el rumor ya crecía a pasos agigantados en calles y avenidas. Una mujer, angustiada, caminaba velozmente por la calle Ignacio Aldama, en la colonia Loma Bonita, y gritaba a voz en cuello:
            “¡Hay que cerrar!” “¡Vienen los antorchistas!” “¡Están llegando en camiones, vienen armados y están quemando comercios!”

            Los tenderos y encargados de puestos semifijos se miraban unos a otros. “Esta señora está loca”, pensaban despreocupadamente. Sin embargo, apareció un grupo de estudiantes. Venían corriendo no se sabe de dónde. Reforzaron la angustia de la mujer. “¡Es cierto. Ya salió en Facebook y Twitter que hubo una balacera en la colonia Reforma. Quemaron dos comercios en La Esperanza, cerca del Chedraui, y golpearon a varios estudiantes del CETyS. Nosotros venimos de allá. Todos están corriendo hacia sus casas!”.          
            Un tercer hombre entró a la tienda y de plano metió “miedo” a los presentes. “Yo vengo del Metro Pantitlán –les dijo-, ya lo cerraron, sacaron a todos los pasajeros y ya no hay servicio hasta el Metro La Paz, porque corrió el rumor de que los antorchistas estaban asaltando a los usuarios, en venganza porque en la mañana les mataron a uno de los suyos en Chicoloapan. Yo no sé cómo estuvo, pero toda la gente está siendo expulsada de Pantitlán. Las autoridades del Metro no quieren exponerse”.
                                                           PANICO
            La llama se volvió lumbre. La pólvora se había extendido y estaba a punto de estallar. El azoro era evidente, así que decenas de farmacias, misceláneas, panaderías y taquerías comenzaron a bajar las cortinas. La psicosis abarcaba a todas las colonias de la zona oriente de Nezahualcóyotl, como Loma Bonita, Reforma, Esperanza, La Perla, Constitución de 1857, Nueva Santa Martha, Perla Reforma y Manantiales, aunque una hora después se rumoró que un grupo armado ingresó violentamente al “Vips” de la avenida López Mateos y había despojado a los comensales.
            Los negocios de las avenidas Pantitlán, Chimalhuacán, Tepozanes, Floresta, Texcoco y Carmelo Pérez habían bajado sus cortinas. El pánico era el sello en miles de comercios y las llamadas al centro de mando de la Policía se multiplicaban.
            Eran las 9 de la noche cuando este reportero  inició un recorrido por la zona oriente de la metrópoli. Todo estaba muerto. Las calles vacías, los negocios cerrados, aunque con luz en su interior.
             Jóvenes que regresaban de la escuela manifestaban su estupor. “Yo vengo del Metro Los Reyes. Dicen que ahí quemaron un microbús y les pegaron a varios estudiantes de la Normal. Yo no alcancé a verlo, pero todos están temerosos”.
            A las 10 de la noche, en la penumbra, grupitos de padres de familia esperaban en las esquinas la llegada de sus hijos. Se veían apesadumbrados, mirando de un lado a otro, como esperando el “ataque” de hordas salvajes.
            La ciudad, de pronto, había enmudecido, víctima del miedo. Las calles lucían vacías y ningún negocio permanecía abierto.
                                               AYER JUEVES, IGUAL
            A las 13 horas, la zozobra volvió a aparecer en la zona oriente. En la calle Narciso Mendoza, colonia Loma Bonita, la gente corría apresurada. Se esparció que un grupo armado andaba en una camioneta de lujo disparando contra los transeúntes. En el mercado, los locatarios no esperaron más. Comenzaron a bajar las cortinas de manera apresurada. El corredero llegó hasta las escuelas, donde los padres de familia exigían la entrega de sus hijos. El que esto escribe hizo lo mismo, entre el pavor de los viandantes y la nula presencia de la policía.
            En la puerta de sus domicilios, centenares de personas atisbaban hacia las esquinas. Todos esperaban ver a los facinerosos, para esconderse de inmediato, pero nada pasó. Sin embargo, la tensión se había adueñado de las calles.
            Una señora corpulenta arengaba a sus vecinos: “¡Tenemos que hacer algo!” “¡No es posible que unos irresponsables sigan creando alarma a través de las redes sociales. Si en Veracruz metieron a la cárcel a dos que estaban generando pánico, yo no veo por qué aquí no se pueda hacer lo mismo. Ya basta de maleantes cibernéticos!”.

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