domingo, 14 de octubre de 2012

NI LA VIOLENCIA NI LOS ATAQUES MEDIÁTICOS DESTRUIRÁN A ANTORCHA: TGC

     
Como es del conocimiento de los antorchistas y de la opinión pública del Estado de México y de todo el país, nuestra Organización ha estado presente en los medios de comunicación electrónicos y escritos. Casi todas las veces que se habla de Antorcha, se habla mal. Se nos presenta como villanos, revoltoso, ilegales, alteradores de la paz pública y hasta como violentos y asesinos. La gran mayoría de los medios nos han tratado así, salvo honrosas excepciones. Todo esto, a raíz de diversos conflictos que han tenido su origen en la prestación del servicio del transporte público de pasajeros en diversos municipios del Estado de México, particularmente en los de la zona norte como Cuautitlán, Zumpango, Tultitlán, Naucalpan, entre otros.
En todos estos hechos, hay que decirlo una vez más, los antorchistas hemos sido las víctimas, los atropellados, los golpeados, los heridos, los encarcelados y los asesinados. Desde la iniciación de los sucesos hasta el momento de escribir estas líneas, son cuatro los compañeros nuestros que han perdido la vida.
El primero de ellos, el abogado Pedro Sánchez Camacho, fue asesinado a balazos en la puerta de su domicilio. Se desempeñaba como representante y abogado defensor de la Ruta 12, de la empresa Seis de Junio; modesta empresa independiente de transporte.
Posteriormente, el 5 de septiembre en Chicoloapan, Manuel Chávez López y Miguel Ángel Cruz Remigio, fueron asesinados con disparos de armas de fuego en la cabeza. Asimismo, Rogelio Rodríguez Estrada, chofer del microbús 213 de la ruta Bosques de Morelos, base “La Libertad” del municipio de Cuautitlán Izcalli, fue asesinado en la madrugada del jueves 27 de septiembre cuando se dirigía a su trabajo.
Además de los asesinados, hemos tenido decenas de heridos con armas de fuego y cientos de unidades del transporte público de pasajeros quemadas, desvalijadas, con vidrios y asientos rotos. Más de cien unidades de transporte han sido detenidas ilegalmente en los corralones del gobierno del Estado y varios compañeros nuestros encarcelados.
Desde luego que, ante tantos atropellos, los transportistas y compañeros de Antorcha han salido a manifestarse para solicitar a las autoridades del Gobierno del Estado su pronta, oportuna e imparcial intervención a fin de que den solución justa y equilibrada a los conflictos.
¿Cuál ha sido la respuesta del gobierno del Estado de México? Después de varias y multitudinarias marchas, como la de 50 mil antorchistas que fue realizada el 8 de mayo en Toluca, en la que tal pareció que las autoridades ni nos vieron ni nos escucharon, porque además nos cerraron las puertas del palacio de gobierno, nos han llamado a negociar. Después de largas, innumerables y complicadas negociaciones, hemos llegado a acuerdos precarios, preliminares y temporales. En ellas, fueron firmadas varias minutas de trabajo (mismas que podemos hacer públicas). Minutas que no han sido respetadas ni por las autoridades ni por el ‘pulpo camionero’ pero, en cambio, cuando se presentan las agresiones y Antorcha se defiende y se manifiesta, un gran número de periodistas que responden a los intereses de la dirección de comunicación social del gobierno del Estado de México, se lanzan en contra nuestra, enumerando todos los daños y perjuicios que causan nuestras marchas, el caos de tráfico, el retraso para llegar a la escuela o al trabajo y las cuantiosas pérdidas económicas que sufre el comercio establecido. Por ello nos llaman vividores, clientelares y chantajistas y nos acusan de medrar con las necesidades de los pobres. Se ponen a hacerle llamados a las autoridades para que no permitan más las manifestaciones de los antorchistas y llamando cínica y francamente a la represión de la manifestación pública.
Qué lejos estamos de aquellos grandes periodistas amantes de la libertad y la justicia y portadores de las necesidades del pueblo como “El pensador mexicano” José Joaquín Fernández de Lizardi, de “El Nigromante” Ignacio Ramírez o de Filomeno Mata.
Pero no les han bastado los trágicos sucesos del 5 de septiembre en el municipio de Chicoloapan donde fueron asesinados dos antorchistas y heridos a más de 30. Ya se tenía montado todo un operativo en donde participaron policías de la Secretaría de Seguridad Ciudadana del gobierno del Estado de México, además de profesores y supervisores de la Secretaría de Educación. El gobierno del Estado propaló el rumor de “¡Ahí vienen los antorchistas robando y quemando comercios, cerrando escuelas y golpeando niños!”
Tanto se les pasó la mano y fue tanta la zozobra que causaron en la población por los demonios que habían invocado, -como simples aprendices de brujos que son-, que el 5 y el 6 de septiembre, algunos funcionarios de primer nivel del gobierno mexiquense tuvieron que salir a los medios a desmentir tales versiones y a aceptar que todo estaba en calma.
¿Qué le parece a usted, amable lector? Siendo el gobierno el que tiene la obligación de crear las condiciones para mantener la paz y la tranquilidad pública, se pone a difundir rumores que atentan contra la tranquilidad del ciudadano. Desgraciadamente fueron altos funcionarios del gobierno en funciones quienes permitieron e incitaron la proliferación de rumores que sólo provocaron la inestabilidad de la paz social del pueblo en el oriente mexiquense.
Finalmente, la última agresión del jueves 27 de septiembre, en la cual asesinaron a otro antorchista del transporte, también fue presentada por algunos medios como un “enfrentamiento” y no como lo que realmente fue, una agresión con evidente y absoluta protección para los asesinos. La policía estatal y el secretario de Transporte, Jaime Barrera, solaparon y permitieron las acciones gansteriles del pulpo camionero dirigido por Axel García Aguilera y su hijo Axel García Sánchez.
Existe pues, una guerra mediática de liquidación contra el Movimiento Antorchista como ha quedado apuntado a lo largo de esta colaboración. Sin embargo, el Movimiento Antorchista tiene 38 años trabajando con los pobres del Estado de México y de la República entera. Y en ese largo trayecto hemos resuelto miles de necesidades de la gente humilde, como lotes para vivienda, agua potable, drenaje, energía eléctrica, caminos, carreteras, centros de salud y espacios deportivos. Hemos fundado cientos de escuelas donde se han educado miles de niños y jóvenes. Con ello, hemos cambiado la vida a millones de mexicanos.
Por eso, para acabar con Antorcha se necesita más, pero mucho más que los últimos ataques calumniadores de periodistas corrompidos. Para acabar con Antorcha se necesita que el gobierno del Estado de México y del país, resuelvan los problemas de desigualdad, falta de empleo, salud, educación, vivienda y de enorme pobreza.
Cuando tengamos un país verdaderamente democrático y justo, el Movimiento Antorchista habrá cumplido sus metas e ideales y podrá entonces desaparecer. Pero mientras esto no ocurra, seguirá existiendo. Cada vez será más grande, más sólido y más arraigado en el corazón del pueblo mexicano.

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