martes, 23 de octubre de 2012

Nueva modalidad de asalto a pasajeros

Por Edduardo Muñóz
 
 
*** Urge Vigilancia Real en los Transportes que Circulan por la México-Puebla ***
 Ahora Exigen una Cooperación Voluntaria de 5 o 10 Pesos *** “¿Y la Policía?”
“Bien, gracias…”,  es la Respuesta***

 
Valle de Chalco Solidaridad, Méx.- Es el kilómetro 22 de la autopista México Puebla, a la altura
de “La Virgen”, y dos sujetos mal encarados suben al camión de la ruta Metro Zaragoza-Hospital
Xico, con rumbo a Valle de Chalco. En las manos llevan bolsas de papel repletas de paletas de
 dulce con tamarindo. Uno se sitúa adelante y el otro en la parte de atrás. Su voz suena amenazante:
“Atención, señores usuarios: Nosotros no venimos a quitarles sus celulares, carteras o relojes,
 pero sí estamos exigiendo una cooperación voluntaria de 5 o 10 pesos de todos ustedes. Tampoco
 venimos con el “choro” de que acabamos de salir del anexo o que apenas salimos de la penitenciaría.
 Nada de eso, de cualquier forma sí estamos solicitando una ayuda económica. Ni ustedes se van a
 hacer más pobres ni nosotros más ricos. A cambio de ello, les vamos a obsequiar una paleta de
dulce con chamoy”.Los pasajeros se miran unos a otros, azorados. En este tramo de carretera todos
 los días es lo mismo. Las jovencitas sonríen nerviosas, mientras las amas de casa y los obreros
  buscan en sus bolsillos. Algunos sacan 5 pesos. Otros sólo alcanzan a juntar 3 monedas. Se las
 ofrecen a los “vendedores”. Estos les lanzan miradas de fuego.
“¿Qué hacemos?”, inquieren nerviosamente dos trabajadores. “Si nos les damos, son capaces de
clavarnos un cuchillo. Estos no son vendedores. Son rateros disfrazados”.
El autobús de la línea Santa María Astahuacán da vuelta por “Puente Rojo” y se enfila a tomar
 la avenida Alfredo del Mazo. Avanza medio kilómetro y llega al cruce con la Av. Isidro Fabela.
Ahí, como surgidos de la nada, dos individuos llenos de tatuajes, aretes y argollas suben al
 camión y prácticamente “copan” al chofer.
“¡Entrale con 20 pesos. Es el convenio!”. El conductor los mira temeroso y de inmediato les
 entrega la cantidad. A continuación, los mozalbetes bajan del transporte y se pasan del otro
lado de la avenida, en sentido contrario, para abordar micros y autobuses que vienen de
frente, donde realizan la misma “operación”.
“¿Quiénes son esos jóvenes”, pregunta un pasajero al chofer de la unidad. Este, sin salir de
 su estupor, contesta vacilante: “No lo sé. No los conozco”.
En el interior de palacio, al comentar estos episodios, empleados y funcionarios conocen la
 respuesta, pero hablan en voz baja. Uno relata: “Son de La Familia Michoacana. Suben a los
transportes para exigir el dinero que los líderes de las empresas ya pactaron con ellos. Es preferible
 que los sicarios cobren 20 pesos por corrida y no que quemen camiones y microbuses, como
ocurrió hace algunos meses, cuando los empresarios se negaron a entrarle con la cuota”.
Según las “fuentes”, es preferible que los integrantes del crimen organizado se alleguen
recursos de esta forma y no asaltando a los pasajeros, golpeados durante años por la crisis
económica.
“¿Y la Policía?”, pregunta el reportero. “Bien, gracias…”, es la respuesta.

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