En
los últimos años miles de mujeres del estado de México se ha
posicionado entre las diez entidades donde las féminas toman la
iniciativa al solicitar el divorcio de sus parejas
Pese a
tener que cambiar por completo su forma de vivir, al grado de sacrificar
el tiempo que pasan con su familia a fin de ofrecerles una mejor
calidad de vida, en los últimos años miles de mujeres del estado de
México son las que toman la iniciativa al solicitar el divorcio de sus
parejas, posicionando a la entidad mexiquense dentro de los primeros
diez lugares en donde las féminas comienzan estos tramites ante el juez.
De acuerdo con estadísticas del Instituto Nacional de las Mujeres, en el año 2008, el 22.9 por ciento de las mexiquenses han sido quienes solicitan el divorcio de su pareja, superando la media nacional que en ese mismo año se posicionaba en un 19.1 por ciento.
Sin embargo, existen 12 entidades que junto con el Edomex rebasan la media nacional, la cual es encabezada por el Distrito Federal con un 47.2 por ciento de mujeres que solicitan el divorcio; Michoacán, con 41.4; San Luis Potosí, con 32.9; Querétaro, con 32.4; y Campeche, con 27.8, posicionando al estado de México en la décima posición de esta lista.
Te presenta la historia de Vania y de Gabriela, quienes forman parte de dichas estadísticas, pues desde hace unos años, decidieron separarse de sus parejas a fin de brindarle una mejor calidad de vida a sus hijos, a pesar de sacrificar gran parte de su tiempo junto a ellos.
“No necesitaba a mi esposo para sacar adelante a mis hijos”
“Desde que nos conocimos, pusimos algo en claro, los dos nos haríamos cargo de los gastos de nuestra familia, la verdad no estudié psicología para terminar siendo ama de casa”, manifestó Vania Morales, quien desde hace tres años, es la responsable de cuidar y mantener a sus dos pequeños, actividades que alterna con su trabajo como policía.
Pese a que Vania es enfática al asegurar que pese a que en su hogar nunca hubo ningún tipo de agresión, “la relación con mi esposo comenzó a hacerse muy tensa, casi no hablábamos, y cuando lo hacíamos, comenzábamos a pelear; mis hijos no tenían por qué ver a sus padres así, por lo que decidí separarme de él, me di cuenta que no necesitaba de él para sacar adelante a mis niños”.
Este radical cambio de vida, la hizo mudarse con sus hijos al municipio de Nezahualcóyotl, iniciando su jornada laboral a las 5 de la mañana, en donde alista a sus pequeños para llevarlos a la escuela, y de ahí acudir a su trabajo, ya que desde su separación, Vania no recibe ningún tipo de pensión alimenticia de parte del padre sus hijos.
“Por el momento vamos bien, aunque a veces estoy un poco apretada con los gastos, me siento bien de poder estar en paz, y a la vez, tener la fuerza suficiente para sacar a mi familia adelante, espero que algún día, mis hijos valoren el esfuerzo que hizo su mamá para que no les faltara nada”, puntualizó.
“Tardé año y medio en separarme de mi esposo porque estaban mal sus papeles”.
No obstante, para Gabriela Ramírez, tramitar su divorcio fue una de las experiencia más amargas de su vida, al asegurar que “además de tener que atravesar una de las decisiones más difíciles de mi vida, un error en nuestra acta de matrimonio hizo que este proceso se convirtió en un verdadero infierno”.
De acuerdo a Gabriela, la omisión de uno de los nombres de su esposo generó que el proceso de divorcio se retrasara por un año y medio, ya que al acudir a los juzgados legalmente, “ni siquiera estaba casado con él, pues como su nombre no coincide con el de su acta de nacimiento, todos los papeles que tramitamos desde ese momento están mal, incluso, las actas de nacimiento de nuestros hijos”.
Debido a esto, Gabriela tuvo que asesorarse y comenzar a tramitar junto con su ex pareja las correcciones a su acta de matrimonio, gastando más de diez mil pesos en su divorcio.
“Lo peor de todo fue tener que seguir con las peleas que a final de cuentas nos separaron, pero ahora, parece que tanto él como yo tenemos una nueva oportunidad de vida, sin olvidarnos del regalo más maravilloso que nos ofreció la vida, nuestros hijos”, manifestó.
De acuerdo con estadísticas del Instituto Nacional de las Mujeres, en el año 2008, el 22.9 por ciento de las mexiquenses han sido quienes solicitan el divorcio de su pareja, superando la media nacional que en ese mismo año se posicionaba en un 19.1 por ciento.
Sin embargo, existen 12 entidades que junto con el Edomex rebasan la media nacional, la cual es encabezada por el Distrito Federal con un 47.2 por ciento de mujeres que solicitan el divorcio; Michoacán, con 41.4; San Luis Potosí, con 32.9; Querétaro, con 32.4; y Campeche, con 27.8, posicionando al estado de México en la décima posición de esta lista.
Te presenta la historia de Vania y de Gabriela, quienes forman parte de dichas estadísticas, pues desde hace unos años, decidieron separarse de sus parejas a fin de brindarle una mejor calidad de vida a sus hijos, a pesar de sacrificar gran parte de su tiempo junto a ellos.
“No necesitaba a mi esposo para sacar adelante a mis hijos”
“Desde que nos conocimos, pusimos algo en claro, los dos nos haríamos cargo de los gastos de nuestra familia, la verdad no estudié psicología para terminar siendo ama de casa”, manifestó Vania Morales, quien desde hace tres años, es la responsable de cuidar y mantener a sus dos pequeños, actividades que alterna con su trabajo como policía.
Pese a que Vania es enfática al asegurar que pese a que en su hogar nunca hubo ningún tipo de agresión, “la relación con mi esposo comenzó a hacerse muy tensa, casi no hablábamos, y cuando lo hacíamos, comenzábamos a pelear; mis hijos no tenían por qué ver a sus padres así, por lo que decidí separarme de él, me di cuenta que no necesitaba de él para sacar adelante a mis niños”.
Este radical cambio de vida, la hizo mudarse con sus hijos al municipio de Nezahualcóyotl, iniciando su jornada laboral a las 5 de la mañana, en donde alista a sus pequeños para llevarlos a la escuela, y de ahí acudir a su trabajo, ya que desde su separación, Vania no recibe ningún tipo de pensión alimenticia de parte del padre sus hijos.
“Por el momento vamos bien, aunque a veces estoy un poco apretada con los gastos, me siento bien de poder estar en paz, y a la vez, tener la fuerza suficiente para sacar a mi familia adelante, espero que algún día, mis hijos valoren el esfuerzo que hizo su mamá para que no les faltara nada”, puntualizó.
“Tardé año y medio en separarme de mi esposo porque estaban mal sus papeles”.
No obstante, para Gabriela Ramírez, tramitar su divorcio fue una de las experiencia más amargas de su vida, al asegurar que “además de tener que atravesar una de las decisiones más difíciles de mi vida, un error en nuestra acta de matrimonio hizo que este proceso se convirtió en un verdadero infierno”.
De acuerdo a Gabriela, la omisión de uno de los nombres de su esposo generó que el proceso de divorcio se retrasara por un año y medio, ya que al acudir a los juzgados legalmente, “ni siquiera estaba casado con él, pues como su nombre no coincide con el de su acta de nacimiento, todos los papeles que tramitamos desde ese momento están mal, incluso, las actas de nacimiento de nuestros hijos”.
Debido a esto, Gabriela tuvo que asesorarse y comenzar a tramitar junto con su ex pareja las correcciones a su acta de matrimonio, gastando más de diez mil pesos en su divorcio.
“Lo peor de todo fue tener que seguir con las peleas que a final de cuentas nos separaron, pero ahora, parece que tanto él como yo tenemos una nueva oportunidad de vida, sin olvidarnos del regalo más maravilloso que nos ofreció la vida, nuestros hijos”, manifestó.
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