De los residuos, mediante un proceso de lombricomposta, se obtiene abono natural que es empleado por los vecinos para sembrar flores u hortalizas en sus casas
AMECAMECA, Méx.— El que la población separe su basura ha permitido a las
autoridades municipales y a investigadores de la Universidad Autónoma
del Estado de México (UAEM) poner en marcha un proceso para la
transformación de los desperdicios.
De los residuos, mediante un proceso de lombricomposta, se obtiene abono
natural que es empleado por los vecinos para sembrar flores u
hortalizas en sus casas.
Los residentes de la zona generan diariamente 45 toneladas de basura, de
las cuales 24 son inorgánicas y 20 orgánicas. En el municipio funciona
desde la administración 2000-2003 el único relleno sanitario de la
región de los volcanes donde se confina su propia basura.
Los desechos orgánicos son llevados al vivero municipal, donde se dejan
reposar un mes para su descomposición. Luego de 30 días se crean “camas”
de los desperdicio que requieren de una humedad superior al 70%.
En ese momento se introducen las Lombrices Rojas de California (Eisenia
Foetida). En esa etapa las lombrices “esclavas”, como también son
conocidas porque sólo se dedican a comer, se reproducen dentro de las
hileras de basura.
Armando Hernández, biólogo del Centro Universitario de Amecameca (CUA)
de la UAEM y artífice del proyecto, explica que los gusanos producen
abono natural y cuando se coloca la basura orgánica en un espacio con
una geo membrana se obtiene té de lombriz (warm tea) que es un
fertilizante de excelente calidad para las hidroponias.
El abono que generan las Rojas de California puede recuperar los suelos que se han erosionado.
Noé Rosas Tate es uno de los productores de la región que ha empleado el
abono que crean las lombrices con excelentes resultados.
Ha cosechado lechugas, tomate, brócoli, maíz, trigo, frijol y flor de
cempasúchil en menor tiempo y con mejor calidad porque el fertilizante
no contiene químicos.
La basura: fuente de alimentos
Después de que las lombrices fueron alimentadas durante cuatro meses se
sacan de las “camas”, se les aplica cloruro de sodio, se lavan y dejan
reposar durante 20 días.
Luego se pulverizan y se obtiene la harina de lombriz que tiene entre
65% a 70% de proteína y los aminoácidos básicos esenciales para el ser
humano. La nutrióloga Ericka Soria elaboró productos comestibles con la
harina de lombriz.
El consumo de alimentos originarios de la lombriz, aseguró Soria,
controla los niveles de glucosa, ayuda al tratamiento de las personas
con diabetes, disminuye los triglicéridos, reduce el colesterol,
contribuye a eliminar la bulimia y anorexia, además de prevenir
infartos.
Armando Hernández considera que con esta harina se pueden elaborar los alimentos del futuro.
El especialista ofrece cursos de lombricultura en las instalaciones del CUA de manera gratuita.
En esa institución también se pueden adquirir los alimentos que producen
a base de harina de lombriz. Para mayores informes comunicarse al
015979754208, 015979782158 ó 59.
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