domingo, 19 de agosto de 2012

Con un poco de suerte, Rosa pronto estará libre”

Estela, la mamá de Rosa, lleva nueve años siete meses aguardando que su hija salga de una prisión estadounidense.


 
Antes de empezar con la entrevista, Estela pide un minuto para encender un cigarro. Lleva nueve años siete meses sin dejar de fumar, el mismo tiempo que su hija Rosa ha estado encarcelada en Texas, acusada del homicidio de Bryan, un niño de casi dos años de edad, al que cuidaba y al que cinco toallas de papel atoradas en la garganta lo asfixiaron.
En cinco meses, exactamente el 30 de enero de 2013, se cumplirán 10 años de que Rosa Estela Olvera Jiménez está encerrada y condenada a 174 años de prisión. Apenas en diciembre pasado un grupo de médicos especialistas en pediatría y vías respiratorias y dictámenes forenses concluyeron un informe en el que detallan paso a paso que la sofocación del menor fue un accidente, lo que abona a la posibilidad de que se reabra el caso y la joven oriunda de Ecatepec pueda recuperar su libertad.
Estela Jiménez muestra la última fotografía que su hija le envío hace unas semanas. En la imagen, Rosa esboza una discreta sonrisa con una vestimenta blanca, maquillada, y con una leyenda escrita en el reverso, en donde expresa a su familia —compuesta por su madre, sus cuatro hermanos y sus dos hijos— que la ama. Concluye el mensaje con el dibujo de una carita feliz. Esta foto es muy diferente a las que enviaba en 1999, donde entonces tenía 17 años de edad y en las que se le ve más contenta.
Se le pregunta a Estela Jiménez sobre la esperanza de que el caso sea reabierto. Ella se dice contenta y con una fuerte ilusión y acepta que nunca estará preparada para aceptar que su hija, quien está por cumplir 30 años en octubre, no regrese.
Los últimos hallazgos
La coordinación de Asuntos Internacionales del Gobierno del Estado de México lleva actualmente el caso de Rosa. Esta instancia se coordina con la defensora de la ecatepequense en Estados Unidos, Yuriria Marván, cuyo despacho jurídico espera que la Corte Suprema de los Estados Unidos reabra el caso.
Bryan, según declaraciones de su propia madre, era un niño que gustaba de mojar papel y chuparlo.
Los recientes hallazgos de los tres especialistas contratados para la defensa son fundamentales para entender que existen esperanzas reales de que Rosa Estela salga libre, indica la Coordinación de Asuntos Internacionales del Gobierno del Estado de México. El primero de ellos es que la garganta de Bryan no presentaba rasguños que hagan presuponer que el papel fuera introducido a la fuerza por alguien.
Una de las razones por las que se culpa a Rosa de la asfixia de Bryan es que no había otra forma de entender cómo cinco toallas llegaron tan adentro de la garganta.
A esto, los expertos señalan que la explicación es muy sencilla: Rosa Estela, una vecina y un policía dieron primeros auxilios al menor durante los minutos más críticos, pero esas labores ocasionaron que el papel llegara cada vez más profundamente.
Una vez que se contó con estos argumentos, la defensa de la mexiquense solicitó una audiencia con el juez, quien admitió la contundencia de la explicación de los expertos y ordenó la reapertura del caso tal como lo pidieron los abogados.
Austín vs Rosa
El obstáculo más fuerte que enfrenta Rosa para encontrarse con la libertad y con su familia es la fiscalía de Austín, Texas, la cual se inconformó con la reapertura del caso ordenada por el juez y logró que hasta ahora esto siga sin ocurrir. Pues en caso de que se acredite la inocencia de Rosa se corre el riesgo de ser demandados por la defensa de la inculpada, lo que no sólo costaría millones, sino desacreditaría sus propios procesos legales.
La fiscal que logró la sentencia de 174 años de cárcel fue Allison Wetzel, quien durante el juicio dijo que la mexiquense era lista "a pesar de ser mexicana", como quedó registrado en el documental Mi Vida Dentro, que hizo Lucía Gajá en 2007 y fue exhibido en los siguientes años en salas de cine para denunciar la discriminación en contra de Rosa y empujar la reapertura de su caso.
Bryan, el pequeño de cuya muerte la acusan, no falleció inmediatamente tras el accidente, sino a los tres meses siguientes, y desde ese momento Rosa empieza a ser procesada por el delito de homicidio.
Sin embargo, la defensa trata de argumentar que la muerte se debe a que la familia fue la que posiblemente decidió no seguir manteniendo al menor en estado vegetativo.
Una esperanza
El padre de Rosa murió en un accidente cuando regresaba de Estados Unidos. Su hija no perdió la vida. Por ello, Estela asegura que con un poco de fe y suerte podrá verla de regreso en su casa de Jardines de Morelos. Hoy, organizaciones sociales recopilan recursos en México y Estados Unidos para apoyar con los gastos del proceso judicial.

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