MÉXICO, D.F.-La
estrategia peñista para combatir al narcotráfico y detener el galope de
la violencia, no funciono y la población
sigue respondiendo por sí sola. En el Estado de México grupos de ciudadanos
están formando comités de vigilancia, rondas de centinelas y autodefensas
armadas en barrios, colonias, comunidades y pueblos hasta donde ha llegado la
ominosa presencia del crimen organizado con diversos nombres y apelativos como
Familia Michoacana, Caballeros Templarios, Zetas, Cártel del Golfo o Los
Beltrán Leyva.
En la mitad de los municipios del Estado de México, sobre
todo en los colindantes con el Distrito Federal, Morelos y Guerrero, las bandas
del crimen organizado tienen una fuerte presencia controlando a las policías
locales y estableciendo su imperio de terror y violencia. En otros municipios
más rurales son las bandas locales las que están secuestrando, extorsionando y
asaltando a la gente que antes vivía la tranquilidad del campo.
De nada ha servido el operativo de seguridad con más de 4
mil soldados y policías federales que el gobierno de Enrique Peña Nieto lanzó
para rescatar a su tierra de las manos de los grupos criminales. Todos los días
hay ejecuciones, secuestros y extorsiones a los negocios de municipios como
Valle de Chalco, Ecatepec, Cuautitlán Izcalli, Naucalpan, Chalco,
Nezahualcóyotl, Chimalhuacán, La Paz,
Tlalnepantla, entre muchos otros, sin que la presencia militar o
policiaca inhiba a los delincuentes.
No se trata del efecto “cucaracha” que el gobernador Eruviel
Ávila dijo que se estaba produciendo tras los operativos en Michoacán contra
los Caballeros Templarios, sino de acciones del crimen organizado que desde el
2011 actúan en el Estado de México –desde que el gobernador era Enrique Peña
Nieto–, y que no han sido enfrentados con acciones efectivas sino con
discursos.
Ante este panorama de violencia e inseguridad la gente ha
tomado lo que tiene en las manos para defenderse, ya sea con una pistola, un
bate, piedras, palos o un silbato que ponga en alerta a los demás ante el
embate de algún delincuente.
Existen muchas coincidencias entre Michoacán y el Estado de
México, en ambas el crimen organizado se ha extendido hasta controlar regiones
enteras, en las dos las autoridades que se han corrompido dejando a la deriva a
la población, tanto en una como en la otra ha fracasado la estrategia militar y
policiaca para combatir al crimen organizado.
En las dos la población ha decidido tomar las armas para
defenderse ante la indolencia de los gobernadores del PRI.
No es extraño entonces que en Michoacán el gobernador Fausto
Vallejo haya anunciado su separación del cargo tras el escándalo de las fotos
de su hijo Rodrigo con Servando Gómez, La Tuta, mientras que en el Estado de
México el gobernador Eruviel Ávila también este en la línea de la separación
sino hay resultados pronto en la entidad donde el crimen organizado está
creando un gobierno paralelo.
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