domingo, 9 de septiembre de 2012

Con baba de nopal y cal, "aplanan" al Munavi

En seis años se ha aplanado 40 por ciento del recinto: Directora
 
TEPOTZOTLÁN, Méx. Con baba de nopal y cal se elaboran los aplanados del Museo Nacional del Virreinato (Munavi), aseguró Cecilia Genel Velasco, directora del lugar.

“Hemos venido en una campaña de restitución de aplanados en todo el inmueble, pero en seis años, debido a las características que presenta el inmueble y a lo grande, son 13 mil 500 metros cuadrados de construcción, hemos sólo cubierto el 40% de los exteriores del museo”, dijo.
Mencionó que muchos edificios de la época virreinal, entre ellos el Munavi, “sufrieron la moda de quitarles los aplanados”, que protegen a la roca de la humedad, pero “los fueron quitando porque pensaban que así se ven más rústicos y bonitos”.
Expresó que la colocación de aplanados es lenta por la existencia de pintura mural al interior y exterior del Munavi, la cual se tiene que consolidar y después aplicar el aplanado.
Añadió: “Y además, como la preparación es con elementos naturales, es baba de nopal, es cal que se apaga, aquí hacemos nuestras tinajas para el apagado de la cal. Son procesos artesanales. Incluso, por ejemplo, para la zona de molinos tuvimos que mandar hacer nuestros propios adobes al estado de Hidalgo. Son procesos un poco complejos por la técnica de manufactura de los aplanados”.
Genel Velasco afirmó que durante el actual sexenio se invirtieron 17 millones de pesos en el Munavi, sobre todo para rehabilitar la barda perimetral y restaurar aplanados y pintura mural, así como remozamiento de baños.
El Munavi es considerado Patrimonio Cultural de la Humanidad y recibe en promedio 275 mil visitantes al año, de los cuales ocho de cada 10 son del estado de México y el resto de otras entidades del país y del extranjero.
Mencionó que el Comité de Pueblos Mágicos aportó en dos ocasiones recursos que beneficiaron al Munavi, invertidos en la iluminación de la fachada del templo de San Francisco Javier y la restauración de una parte de la barda de adobe de los molinos de Suchimangas, que estaba a punto de derrumbarse.
Fotos: Juan Manuel Barrera

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