
La transición digital es una política en la que México,
siendo un país miembro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económicos (OCDE) incursiona con dos décadas de atraso; aunque en América
Latina, es el primero en embarcarse.
Esta política pública, que constitucionalmente quedó en
manos de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), atravesó por
fuertes críticas por la manera en como decidió aplicarse: el Gobierno federal
destinó 26 mil millones de pesos para repartir televisores digitales a la
población inscrita en los programas de la Secretaría de Desarrollo Social
(Sedesol), considerados como la población de más bajos ingresos.
El discurso, tanto de la SCT y del Instituto Federal de
Telecomunicaciones (IFT), giró en torno de la entrega de televisiones y dejó de
lado la opción de los decodificadores, que según analistas, hubieran sido una
mejor opción por el costo, pues de los 31 millones de hogares que hay en
México, solo el 25.8 por ciento cuentan con televisor digital y el 69 por
ciento tienen televisores analógicos. El 5.2 por ciento restantes, no cuenta ni
siquiera con televisor, indican datos del Instituto Nacional de Estadística y
Geografía (Inegi).
Ahora, ante la inminente llegada del apagón analógico, esas
cuestiones monetarias que no fueron consideradas pueden tener un efecto
negativo en la población, pues además del televisor LED o LCD –que para quienes
no están inscritos en los padrones de Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol)
y que no cuentan con un aparato de alta tecnología representa un gasto de 5 mil
pesos aproximadamente– también debe colocarse también una antena, de alrededor
de 500 pesos, que permita programar los canales digitales.
En el caso de un televisor analógico, se debe conectar un
decodificador que tiene un costo de 600 pesos, además de la antena que recibe
la señal digital. En caso de no optar por ninguna de estas opciones, también se
puede contratar un sistema de televisión de paga que ya cuenta con la señal
decodificada y cuyos costos de renta van desde los 119 pesos hasta los 659 o
casi mil pesos por mes.
Actualmente, la empresa que controla el sector de televisión
de paga es Grupo Televisa, que posee el 63 por ciento del mercado y es con lo
que ha nivelado las pérdidas que ha registrado. Sus servicios de triple play,
IZZI, Cablecom y Sky suponen en los primeros meses de 2015, el 54.2 por ciento
de los ingresos de la empresa, 12 por ciento más en comparación con el mismo
periodo de 2014.
Para un país con 55.3 millones de personas en situación de
pobreza y aproximadamente 102 millones de mexicanos, según datos del Consejo
Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) y el
Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la Universidad Nacional Autónoma
de México (UNAM) que no pueden si quiera costear una canasta alimentaria
básica, este gasto representa una buena parte de sus recursos para los que no
estaban preparados.
EL APAGÓN ANALÓGICO
Junto con el Distrito Federal, Sonora, Hidalgo, Tlaxcala,
Puebla y el Estado de México, pasarán a la televisión analógica. En el Valle de
México, según las estimaciones del IFT, son 20.1 millones de personas las que
dejarán de recibir la señal analógica.
Los puntos donde más aparatos se entregaron televisiones,
son las delegaciones Gustavo A. Madero e Iztapalapa, en el Distrito Federal;
Toluca, Atlacomulco, Ecatepec, Valle de Chalco, Chalco, Nezahualcóyotl y
Chimalhuacán, en el Estado de México, así como en el estado de Puebla.
El titular de la SCT Gerardo Ruíz Esparza y de los
comisionados del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) se aferraron a
cumplir con el mandato constitucional de incursionar en la televisión digital y
conforme a los calendarios establecidos: autoridades tienen hasta el día 20 de
diciembre para repartir todas las televisiones y el 31 para finalizar con el
apagón en todo el país, pese a las advertencias de que México no estaba
preparado y que podría incluso tener efectos ambientales, ya que se deja al
televisor analógico como inservible.
Junto con el proceso de transición, también se comenzaron a
manejar programas para recolectar estos televisores análogos. Según la misma
Semarnat actualmente hay 12 depósitos en diferentes estados de la República,
aunque en la página de la SCT están inscritos 18.
Estos televisores tienen 1.9578 kilos de óxido de plomo y
retardantes de flama. Según lo explicado por la SCT, en los centros de acopio y
almacenaje, empresas recicladoras autorizadas se ocuparán de desarmar y separar
de manera segura todos los componentes de los televisores para “volver a
aprovecharse”, mientras que aquello que no pueda reciclarse, “será enviad a
sitios especializados para su confinamiento de manera segura”.
Ni los recortes presupuestales ni la época electoral fueron
factores para que la SCT dejara de repartir 13.8 millones de pantallas planas;
tampoco los intentos de algunos legisladores para posponer la fecha del apagón
hasta por un año más, pudieron contra el mandato constitucional y según datos
de la Secretaría el 97.3 por ciento de la población está lista para la
transición, pues a 15 días de la fecha límite, un 70 por ciento de la población
ya está en señal digital.
MÁS CANALES, ¿MEJORES CONTENIDOS?
Para el analista del sector de las telecomunicaciones,
Gabriel Sosa Plata, la llegada del apagón guarda también importancia por la
mayor oferta de canales que trae consigo.
“La llegada de la televisión digital terrestre o TDT ha
ampliado mucho más la oferta de canales en la capital. De 11 canales analógicos
a los que teníamos acceso los capitalinos, hoy en día es posible ver 22 señales
diferentes, es decir, el doble”, escribió en una de sus columnas en SinEmbargo.
Esto, según lo explica, se debe a que con la televisión
analógica, para evitar interferencias, debía dejarse un canal libre entre dos
canales en operación, mientras que los canales digitales pueden dividirse en
varias señales.
En el Distrito Federal operan ya 14 canales digitales y para
2016 se espera la entrada de Cadena Tres y la licitación de la otra cadena de
cobertura nacional que el IFT tiene pendiente.
Sin embargo, Sosa Plata también plantea un cuestionamiento,
ya que a partir del día de mañana, los capitalinos podrán tener acceso a alrededor
de 30 señales diferentes en televisión abierta, lo que sigue pendiente es
respecto a los contenidos de estos.
“El salto cuantitativo de la era analógica a la era digital
será muy importante, de casi el triple, pero debemos preguntarnos si esta
transición también ha sido un salto cualitativo de la televisión: ¿ha aumentado
la diversidad y pluralidad en la operación de los canales y en sus contenidos?
¿ha mejorado la calidad de las producciones? ¿se ha robustecido la libertad de
expresión y el derecho a la información? ¿las televisoras públicas han sacado
provecho de esta innovación tecnológica en beneficio de las audiencias?”,
enfatizó el académico de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
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