LA
COLUMNA ROTA/ FRIDAGUERRERA VILLALVAZO
Imelda. El dolor, lo revive todos los días.
Cuando al despertar. Se da cuenta que su hija Dalia Jazmín Orozco Martínez, ya
no se encuentra, se la arrancaron, se la arrebataron y hoy el sufrimiento es
eterno. El pasado 13 de febrero de 2018. Fue el último día que la vio. Cuando
salió de fin de semana a Rodeo Durango, su novio la había invitado a pasar el
fin de semana, iban las tres, Dalia y sus dos pequeñas.
Una
llamada el 15 de febrero de 2018 realizada por una amiga de la jovencita. Donde le hacen saber que desde el 14 de
febrero nadie sabe nada de su hija. Que seguro algo pasó. Imelda, viajó de
Coahuila a Durango. Al llegar al.
Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia. (DIF) en Rodeo Durango, que
fue donde le indicaron debía acudir. Sus nietas la recibieron. Todo era un
caos, Imelda no sabía que era lo que realmente sucedía. Sin embargo, muy en el
fondo, algo le decía que Dalia no estaba bien. “Ella no habría dejado solas a sus pequeñas,
las cuidaba mucho, siempre fue una buena madre”.
Detalla Imelda. Durante
todo el día, las preguntas se agolpaban como incisivos pequeños cristales en la
mente de Imelda. “Esperaba verla entrar, pensaba que andaba por ahí
seguramente. Después yo misma me recriminaba porque nunca habría dejado
desamparadas a las niñas.
De pronto algo me decía que no estaba bien. Sentía
que me volvía loca”. Expresa Imelda. Eran la una de la mañana con cuarenta
minutos del 16 de febrero, cuando le notifican que la han encontrado. En ese
momento la madre se traslada a la capital del estado. A las seis de la mañana
es recibida por el Ministerio Público, inicia el cuestionamiento.
-
¿Su hija tiene tatuajes?
“Si”.
-
¿Dónde?
“Uno
en el pecho en forma de flor de loto y otro en la pierna”
-Sí,
es su hija. Ahorita que terminen la necropsia se la entregamos.
La
madre, nunca la vio para identificarla. La recomendación del Ministerio
Público, que no entrará porque había muchos cuerpos, que mejor esperará hasta
que se la pudiera llevar. “Debí verla,
Frida. Solo vi unas fotos que me mostraron”.
Durante
el traslado a Coahuila, Imelda levanto la tapa de la caja. Entonces vio el
rostro de su hija todo golpeado, casi imperceptibles los cuales eran cubiertos
por el maquillaje. “Pero ahí los tenía yo la vi”.
Dalia
Jazmín fue encontrada asesinada ya entrada la noche el 15 de febrero. Su cuerpo
tenía heridas por arma de fuego y fue abandonado bajo el puente cerca de la
comunidad conocida como el Casco, rumbo a la carretera al municipio de Mapimí,
ya en el municipio de Hidalgo, Durango. Imelda desconoce qué fue lo que
sucedió, solo sabe que su pequeña hija sufrió mucho.
La
joven madre se había separado del padre de las niñas. Durante un tiempo se
mantuvo sola. Sin embargo, en diciembre de 2017, conoció a Cayetano. E iniciaron una relación de pareja. A Imelda
el sujeto no le agradaba. Ese instinto de madre le hacía saber que no era buen
hombre para ella. En múltiples ocasiones se lo hizo saber. “Nunca me hizo caso
Frida. Pero no fue su culpa que me la asesinaran, que me quitaran la
tranquilidad y que ahora me convierta otra vez en madre de mis nietas”.
La
última vez que la vio. Dalia le aseguró que ya iba a dejar a Cayetano, sin
embargo, ese último día. Iba a reunirse con él.
Hasta
unas semanas antes. Imelda no había recibido atención de autoridad alguna. Después
de algunas llamadas. La Comisión de Atención a Víctimas de las Delegaciones en
Durango y Coahuila. Se pusieron en contacto y recientemente empezó a recibir
ayuda, psicológica y legal.
Pero
nada se la va a regresar. “Mi hija era una buena mujer, buena madre, ser humano.
No andaba buscando que la asesinaran. Y lo único que estoy buscando es
justicia. Pero parece que en este país. No existe”.
Todos
los días me mantengo en contacto vía WhatsApp, con Imelda. El dolor es
inenarrable. En alguna ocasión ya entrada la noche ha tenido la necesidad de
hablar por teléfono, sólo para hacerme saber todo lo que está pasando. La
negación. La cabeza da vueltas, con la
voz desgarrada me hace saber del miedo que siente. Destruida me hace saber una
vez más. “Mi niña no era violenta, huía
de quien la lastimaba, era un ángel, le gustaba ayudar a los demás, a veces
creo que ese día tal vez. Dalia lo iba a dejar, porque no le gustaba que la
lastimaran”.
Al
colgar el teléfono. Siento el dolor y el sufrimiento de Imelda. La impotencia
de saber que jamás la va a volver a ver. La voz desgarrada de la joven madre. A
quien no puedo decirle nada, las palabras faltan y son cortas ante el
sufrimiento de una madre. Que pasa las noches en vela. Que se mantiene viva
porque sus nietas la necesitan bien. Que camina, respira y vive porque así debe
ser.
Pero
que una vez más. Una madre fue asesinada, junto con su hija. Y eso a pocos les
importa. El grito otra vez se ahoga ante la indiferencia social. Ante
candidatos que ahora las usan de banderas políticas para prometer que acabarán
con el feminicidio. Otra vez la demagogia. Y el insulto a las familias porque
ninguno de esos personajes que pretenden gobernar este país. Conocen una noche
sin una de sus hijas. Un minuto. SÓLO UNO,
del dolor de estas familias.
#NIUNAMÁS
#NOSEASINDIFERENTE
abril
2018
Quieres
contar una historia de feminicidio, desaparición, o intento de feminicidio
búscame, ayúdame a visualizarlas.
@FridaGuerrera
fridaguerrera@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario