Sonaba muy romántico: castiguemos a los políticos anulando
nuestro voto. Como ninguno cumple, no votamos por nadie y a ver si así aprenden
a rendir cuentas, a dejar de ser corruptos, a trabajar por México, a ser
verdaderos servidores públicos, más que a servirse a sí mismos del puesto
público.
Razones para querer enviarle a muchos políticos el mensaje
de hartazgo sobraban y siguen sobrando.
Pero una vez pasadas las elecciones federales intermedias,
¿qué efectos ha tenido el voto nulo?
El voto nulo incide en el tamaño de la votación válida
emitida, que es diferente de la votación total emitida. La total es eso, todos
los votos. La votación válida emitida es la votación total emitida menos los
votos por candidatos no registrados y los votos nulos.
Por ello, a mayor número de votos nulos, menor es la
votación válida emitida.
Y ¿qué define la votación válida emitida? Define qué partido
alcanza el 3% mínimo necesario para que conserve el registro.
Así, el primer efecto del voto nulo es hacer más sencillo
para los partidos pequeños obtener su registro, ya que los votos necesarios
para alcanzar el 3% son menores que si debes alcanzar el 3% de 100% de los
votos.
¿Ése era uno de los efectos que querían generar quienes
anularon su voto? Imagino que no, porque si quisieran facilitarle el registro a
un partido pequeño es mejor estrategia votar por este partido pequeño que
anular el voto.
Ahora, el voto nulo también influye en el tamaño de la
votación nacional emitida, que a su vez define el número de diputados
plurinominales para cada partido.
La votación nacional emitida es igual a la votación total
emitida menos los votos a favor de los partidos que no alcanzan el registro;
menos los votos para los candidatos independientes, menos los votos nulos.
Una vez que se obtiene la votación nacional emitida, ésta se
divide entre los 200 diputados de representación proporcional para obtener el
cociente natural (Legipe. Capítulo II, art 16.)
Los diputados que se le asignan a cada partido político los
define el número de veces que contenga su votación obtenida en el cociente
natural.
Así, entre más votos nulos, menor es la votación nacional
emitida y, por ello, el cociente natural también es menor.
Simplificando lo anterior, a mayor voto nulo, el ‘costo’ por
diputado se vuelve menor para los partidos. Es decir, es más fácil ganar
diputaciones plurinominales.
¡Vaya paradoja! Algunos de los promotores del voto nulo
acabaron generando que, por ejemplo, el PVEM, que en 2012 obtuvo más votos y
menos diputados, ahora, con la Legipe, que le da este poder al voto nulo, el
PVEM lograra más diputados con menos votos. Y una de las razones fue el 4.76%
del voto nulo de la pasada elección.
Algunos de esos promotores, cabe aclarar, también recaudaron
firmas ciudadanas para solicitarle al INE que le quitara el registro al PVEM…
pero con su voto nulo lo acabaron apoyando a crecer en la pasada elección.
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