VALLE DE CHALCO , Méx.- Edwin Salinas tuvo que salir de su
casa a las cuatro y media de la mañana porque su jefe le exigió que se presentara
a las siete a trabajar.
Tiene que hacerlo, si llega tarde le descontarán el día y no
puede permitírselo, su hermana está enferma y es necesario pagar los gastos.
“Por lo regular salgo a las cinco y media de la mañana pero
hay temporadas en las que tenemos más chamba”, dice como justificando la carga
de trabajo. Ayer llegó a las 8 de la noche a su casa y todavía tuvo que traerse
papeles para avanzar con los pendientes.
–¿Y a qué hora duermes– Sonriendo contesta: “Pues… un rato
aquí y un rato en el camión”.
A este joven de 19 años se le ven las ojeras pero no el
cansancio. Mientras se alista en el cuarto-sala de su casa habla de su trabajo
como auxiliar contable.
“Sólo terminé la prepa, pero sé más cosas que mucho
contadores a quienes ni siquiera se les dan las matemáticas, no saben de
cálculo y a veces ni si quiera saben usar bien Excel”, menciona.
Para mantener el trabajo del que está orgulloso, todos los
días viaja una distancia de 34 kilómetros desde su casa en lo alto del Cerro
del Marqués, en Valle de Chalco, hasta las oficinas de la empresa
Administración y Control, ubicadas a unas calles del Metro Insurgentes. Este
recorrido le exige, diariamente, un tiempo de dos horas y media.
“En el área donde estoy somos dos, mi compañero tiene como 30
años. Él también vive lejos, por el Metro Impulsora casi pegándole a Ecatepec.
Ya te imaginarás, siempre llegábamos tarde, a las ocho y diez u ocho y veinte,
hubo veces que llegamos hasta las nueve de la mañana. Siempre nos regresaban y
nos descontaban el día”, comenta
Y continúa: “Como se quedaba sin personal entonces la
empresa decidió ya no regresarnos, ahora sólo nos descuentan el día si llegamos
tarde, lo proporcional a dos mil pesos que nos pagan; aun así tenemos que
trabajar porque les urge resolver los pendientes”.
– ¿Tus jefes saben hasta dónde vives? “Sí saben pero…,
bueno, lo único que me dicen es ‘levántate más temprano´ –suelta una risilla
irónica y afirma–. De que me levanto temprano, me levanto temprano, hoy por
ejemplo me tuve que parar a las tres de la mañana para llegar a las siete”.
Sin más dilación se encamina a tomar el trasporte público y
mientras avanza comenta: “Sí quiero seguir estudiando, pero con el problema de
mi hermana está un poco difícil, pedimos un préstamo al banco para que la
pudieran operar de los ojos porque estuvo a punto de perder la vista. Tenemos
que pagarlo en un año”.
Sobre la misma avenida, unos metros más arriba, Florencio
González, también marcha a tomar el trasporte. Él va todavía más lejos, hasta
Periférico Sur, a una televisora en donde es vigilante.
Como Edwin y Florencio, un ejército de medio millón de
trabajadores literalmente hace fila todos los días para poder ingresar a la
Ciudad de México.
Mexiquenses que viven como máquinas
Alrededor de medio millón de personas que viven de la zona
oriente del Estado de México trabajan en la capital del país, lo que los lleva
a perder entre cinco y siete horas diarias en el trasporte público, casi lo de
una jornada laboral.
“Por eso cuando regresan a su hogar no tienen ganas de hacer
nada, luego de perder 15 horas entre el trasporte y el trabajo; ya no conviven
con los hijos ni practican deporte ni hacen vida común. Es como vivir la vida
de una máquina”, aseguró a Notimex la diputada federal por Ixtapaluca y Chalco
por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), Maricela Serrano Hernández.
Como integrante de las comisiones de Vivienda y Desarrollo
Territorial y Urbano, la legisladora afirmó que es importante la integración de
los tres niveles de gobierno para aplicar políticas públicas encaminadas
mejorar la calidad de vida de los mexiquenses.
Y es que las largas horas en el trasporte derivadas de la
falta de oportunidades laborales en esta zona, son sólo dos de las diversas
dificultades que determinan la mala calidad de vida de los habitantes del área
metropolitana.
A decir del catedrático de la Universidad Autónoma del
Estado de México (UAEM), Enrique Moreno Sánchez, este territorio también tiene
problemas de infraestructura de vivienda, pobreza y contaminación ambiental.
En su estudio “Caracterización urbana del oriente
mexiquense”, asegura que la problemática deviene de que “la región tiende a ser
el ‘gran centro’ receptor de población de escasos recursos económicos,
habitantes con empleos mal remunerados que migran en busca de vivienda
económica a la zona oriente”.
Sólo en 2015, el Estado de México recibió 583 mil 607 nuevos
habitantes. Seis de cada 10 nuevos vecinos fueron expulsados de la Ciudad de
México.
Román Vázquez es uno de ellos.
Ahora son las siete de la noche. Hace apenas una hora que
Román regresó de trabajar pero eso no le quita ánimos para platicar sobre su
vida.
De camino a su casa por las anegadas calles de su colonia en
el municipio de Chalco, cuenta que trabaja como supervisor de mercancía en una
empresa trasnacional.
Antes vivía en la Ciudad de México, pero desde hace cuatro
años que se mudó con su esposa y sus dos hijos a una colonia que Google Maps ni
siquiera ubica, un asentamiento sin drenaje ni pavimentaciones a la periferia
de Chalco.
“Tiene dos años que nos dieron la luz y el agua potable
porque fuimos a hablar con el presidente municipal, ahora sólo nos falta el
drenaje y pavimentar las calles”, señala.
– ¿Por qué se mudó para acá? “Bueno, antes pagaba renta en
el DF pero era muy cara y cada año subía, por eso buscamos un lugar; aquí fue
donde encontramos. Yo sé que esta casa ya no la voy a habitar mucho, pero es
algo que le quiero dejar a mis hijos”.
En efecto, ya no paga renta, pero ahora se le va el gasto en
el transporte público.
“Invierto 600 pesos a la semana porque aquí es más caro que
en el DF. Aunque mi salario es de los más o menos (6 mil al mes), la verdad es
que no alcanza”, dice.
En el Estado de México, el trasporte no sólo es uno de los
más inseguros sino también de los más caros, pues mientras que en la Ciudad el
pasaje mínimo es de 4 pesos, en el Estado es de 8 pesos.
“Es algo con lo que yo nunca he estado de acuerdo y siempre
he argumentado eso de que estamos en las delimitaciones del Distrito Federal,
entonces el pasaje debiera ser más o menos barato”, expresa Román con tono
indignado.
Al fondo sólo se escucha el toser constante de su esposa. No
ha querido salir de su cuarto ni dejarse entrevistar; “está enferma, perdón”,
explica Román.
Metro para algo mejorar la calidad de vida… y la
productividad
Aproximadamente 3.5 millones de mexiquenses de las diversas
zonas conurbadas entre el Estado y la Ciudad de México viven errantes, siempre
viajando, siempre corriendo, medio comiendo en la calle, medio descansando en
su cama y el trasporte público.
“Esto no solamente viene a afectar la vida de la gente sino
hasta su productividad; si no descansan, si no comen, si no se distraen, cómo
van a regresar a su trabajo para rendir al día siguiente, esto también afecta
su capacidad productiva”, asegura la diputada Maricela Serrano.
Con datos en manos, detalla que es necesaria una inversión
en desarrollo social superior a la que actualmente se destina por cada
municipio del oriente mexiquense.
“Actualmente presionando para que se inviertan 12.5 millones
de pesos en un obra de gran impacto social, que es el Sistema de Transporte
Colectivo para la Zona Oriente”, expone.
Explica que una vez materializado, el Metro beneficiará a
244 mil personas diariamente; “nosotros creemos que podrían ser más, cerca de
medio millón, pero esos son los datos registrados por la Secretaría de
Comunicaciones y Transportes (SCT)”, agrega.
Los tiempos de traslado –afirma– se reducirían de dos horas
y media a 30 minutos; y la inversión en el pasaje pasaría de 50 a 5 pesos.
“Hasta el viaje sería más seguro porque la delincuencia es menor en el Metro”,
asegura.
Una primera muestra del proyecto realizada por la SCT se
muestra que el metro recorrerá tres de los 24 municipios del oriente: Los
Reyes, Ixtapaluca y Chalco. Será una extensión de la Línea A, para lo cual se
incrementarán seis estaciones y se podrán en circulación siete trenes más, de
nueve vagones cada uno.
– ¿En qué medida ayudaría a mejorar la vida de los
mexiquenses el metro? –se le pregunta y ésta responde:
“No creo que vaya a resolver todos los problemas de la zona
oriente, sería una utopía. Pero sí creo que viene a contribuir para mejorar la
calidad de vida: reduciría los tiempos de traslados, el gasto económico, vaya,
hasta la contaminación. Con más tiempo y un con poco más de dinero, la gente
podría comenzar a vivir mejor”.
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