Con sus 1.6 millones de habitantes, Ecatepec, considerado el
municipio más poblado del Estado de México y el segundo del país, se sigue
hundiendo cada año entre 20 y 25 centímetros, producto del desgaste del manto
acuífero del Valle de México, que registra una sobreexplotación de 139 por
ciento.
Junto a Ecatepec, se hunden, aunque en menor proporción, los
municipios de Chalco, Ixtapaluca, Los Reyes La Paz, Nezahualcóyotl y Valle de
Chalco Solidaridad, mientras que, en el Valle de Toluca, se enlistan Toluca,
Lerma, San Mateo Atenco y Ocoyoacac.
Ante esta problemática, la Comisión Nacional del Agua
(Conagua) declaró, desde hace medio siglo, veda en las cuencas del Valle de
México y del Alto Lerma, por lo que tiene prohibido perforar más pozos, a menos
de que sean repuesto por otros ya secos y que estén dentro de la misma cuenca.
Sin embargo, se sigue extrayendo el recurso natural para llevarlo a millones de
habitantes de los valles de México y Toluca”, explicó el vocal ejecutivo de la
Comisión del Agua del Estado de México (CAEM), José Manuel Camacho Salmón.
En total, en el Estado de México se tienen identificados
nueve acuíferos, pero siete de ellos presentan condiciones de sobreexplotación,
principalmente, el del Valle de México, con 139 por ciento; el del Valle de
Toluca y Cuautitlán-Pachuca, que registran una sobreexplotación de 45 por
ciento cada uno, mientras que uno está en equilibrio y uno con disponibilidad,
que sería el ubicado en la región de Tenancingo.
II. Consumo agota los pozos
Actualmente, en el territorio mexiquense se tienen
contabilizados mil 601 pozos profundos, tanto para uso de riego como para
consumo humano, pero muchos tienen hasta más de 25 años de antigüedad, es
decir, se encuentran al final de su servicio.
La Comisión del Agua del Estado de México maneja 51 pozos en
operación directa, principalmente en el Valle de México, que es donde tenemos
la necesidad de extraer agua para darle servicio a la zona de Atizapán de
Zaragoza, Cuautitlán Izcalli, Ecatepec, Tecámac y Texcoco. En la década de los
60, los pozos profundos en el Valle de México y Valle de Toluca estaban a cien
o 150 metros, pero hoy en día, la Comisión Nacional del Agua nos regula la
profundidad a la que debemos perforar, lo que tiene que ser superior a los 350
o 400 metros para no afectar las zonas superficiales”, indicó el funcionario
estatal.
Otro problema grave que deriva en hundimientos de tierra en
los municipios mexiquenses, es que los mantos freáticos se recargan en el orden
de 36.7 metros cúbicos por segundo al año, pero se extraen 67.5 metros cúbicos,
por lo que el déficit es de 30.8 metros cúbicos por segundo anuales.
Y si bien, entre los meses de mayo a noviembre, la temporada
de lluvias permite recargar los mantos acuíferos, la filtración es
insuficiente, por lo que habría que utilizar métodos con procesos muy
sofisticados, como son los rayos ultravioleta para frenar los hundimientos del
subsuelo; sin embargo, este método es muy costoso.
Camacho Salmón explicó que recargar los mantos freáticos de
forma natural en el Valle de México, toma hasta 25 años y en menor tiempo el
del Valle de Toluca, ya que en el primero se tienen arcillas de alta
plasticidad, lo que disminuye la calidad del suelo.
III. Menos uso, más alivio
Para permitir que, a mediano y largo plazo, los mantos
acuíferos sobreexplotados de los valles de México y Toluca vuelvan a recargarse
con agua de lluvia, se necesitan crear más áreas y azoteas verdes en zonas
urbanas, pero sobretodo, desarrollar sencillos mecanismos para almacenar el
agua de lluvia en edificios públicos y escuelas, y ocuparla para el lavado de
automóviles o de sanitarios y el riego de jardines, por ejemplo.
La maestra en Estudios Urbanos y Regionales, Luz María Gómez
Ordoñez, explicó que con estas simples prácticas, que no son muy costosas, se
dejarían de extraer grandes cantidades de agua de los mantos freáticos, sumando
que, entre la población, se forme la cultura de almacenar el agua de lluvia en
tinacos o botes de plástico y ocuparla para uso doméstico.
Es barato, porque lo único que se requiere es poner en las
orillas de las azoteas, un sistema de canaletas de lámina, un tubo de PVC y
comprar un tinaco que nos serviría como cisterna. No es costoso, pero se
necesita que las autoridades se den cuenta de que es necesario recuperar el
agua de lluvia y, en lugar de que se tire e inunde las calles, se puede captar
desde los techos de las casas y utilizarla en actividades meramente
domésticas”, indicó la experta.
Gómez Ordoñez advirtió que, de no dejar que se recarguen los
mantos acuíferos, pues actualmente se extrae de las profundidades más agua de
la que se recarga con la lluvia, continuarán los hundimientos de tierra que son
irreparables, “se pueden producir mayor número de grietas y en la medida en que
no se tenga un crecimiento urbano equilibrado y se le dé oportunidad al suelo
para que vuelva a recargarse, continuará este problema.
La especialista en temas urbanos y regionales refirió que,
actualmente, en el Valle de Toluca, conformado por 23 municipios, habitan cerca
de dos millones de personas, pero desde los años 60, 70 y 80, se comenzó a
tener una mayor demanda de agua, aunque, desde 1965, se expidió la primera
veda, por tiempo indefinido, para no hacer nuevos pozos, pues los estudios del
gobierno mostraban que la condición geo-hidrológica de esta región mexiquense
estaba sobreexplotada.
En el Valle de Toluca, a partir de 1965, cuando se pone la
veda, se dejan los pozos para consumo humano y para la producción agrícola.
Estamos hablando de 23 municipios, entre éstos, Almoloya de Juárez, Almoloya
del Río, Atlacomulco, Calimaya, Chapultepec, Jiquipilco, Jocotitlán,
Joquicingo, Ixtlahuaca, Lerma, Metepec, Ocoyoacac, San Mateo Atenco, Santa Cruz
Atizapán, Temoaya, Texcalyacac y Toluca.
Si se siguen sobreexplotando (los mantos freáticos),
continuarán los hundimientos que los geógrafos denominan subsidencia, son
procesos lentos y graduales de hundimiento vertical de las cuencas, entonces,
en la medida que se extrae el agua, se van formando cavernas, que están
formadas por suelo sedimentario, los cuales se comprimen y en donde se dan
asentamientos”, finalizó Luz María Gómez Ordoñez.
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