LA
COLUMNA ROTA/ FRIDAGUERRERA VILLALVAZO
Karla
Marisol Valencia Yañez. Una mujer responsable y comprometida con la vida, con
su profesión. Médico Cirujano Partero egresada del Instituto Politécnico
Nacional. Tenía 35 años. De aquellas mujeres que tienen la vida resuelta. Independiente, trabajadora, idealista,
altruista, honesta, humana, pero también muy aguerrida.
Karla
nació el 9 de noviembre de 1980. Hija de Clara Yañez, quien la recuerda siempre
alcanzando sus objetivos. “Se partía en mil, ella hubiera querido que el día
tuviera el doble de horas, para que le alcanzara el tiempo, cubría dos
horarios; por las mañanas daba consulta en la Policía de Investigación de la
Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México (PGJCDMX) a los
empleados que ahí laboraban, y por las tardes trabajaba para la Secretaria de
Salud de la Ciudad de México. Su horario laboral concluía a las 5 de la tarde y
a penas comía algo, tomaba el rumbo a la clínica particular donde también daba
consultas, y hacia guardias por las noches. Su trabajo era muy pesado a mi
parecer y se lo decía”. Sin embargo, recuerda Clara. Ella era muy feliz. Esa
era su vida. No conforme con eso Karla, seguía estudiando.
El
01 de abril de 2016. Luego de su acostumbrado día de trabajo. Karla quedo de
verse con una amiga en la cafetería de una plaza comercial, al norte de la ciudad. Ambas regularmente estudiaban juntas, su
amiga presentaría un examen para obtener su maestría y Karla se preparaba para
un curso y obtener su residencia médica.
Esas eran sus citas en la cafetería, estudiar y comentar los casos clínicos
que las dos profesionistas atendían.
Después
de esto fue a dejar a su amiga y se dirigió a su casa en la Colonia Narvarte. En
una cerrada entre Avenida de las Torres y Avenida de los Cien Metros. Nadie
sabe qué sucedió. El cuerpo de Karla yacía en su auto. Justo a unas cuadras de
la Delegación Gustavo A. Madero.
Su
hija tuvo un intento de asalto le avisan a Clara, fue la primera hipótesis. A
dos años de los hechos la madre recuerda, como el primer día todos los detalles
que le dieron al llegar a la Delegación Gustavo A. Madero. “Fue intento de robo”,
“la venían persiguiendo”, “un auto se le cerró”, “fue crimen pasional”, “iba
sola”, “venía acompañada”, “ella se estacionó, esa calle se presta para las
parejitas”, “algo le aventaron al parabrisas para detenerla”.
Escuchaba Clara las supuestas líneas de
investigación. A la madre nada le decían sus conjeturas.
“Recuerdo
a una mujer que me preguntó en algún momento”.
-¿Dígame
usted a qué se paró su hija?, ¿ Que andaba haciendo allá la Doctora?
“Frida.
Mi hija tenía todo el derecho de circular por donde ella quisiera, era una
adulta, cómo iba yo a saber”.
¿Qué
te dijeron al inicio de la investigación?
-
Cuando inició está pesadilla, en el peritaje y el levantamiento del cuerpo.
Existieron muchas irregularidades, imagina me decían que estaban en blanco,
hechos bolas. Que parecía cosa del diablo. Frida a mi hija la asesinó un humano
o varios, y, ellos no hacen nada para aclararlo.
Clara
llena de dolor aún recuerda a una mujer que le enseñó una foto de Karla. “Mi
hija estaba sentada en su auto, con un hoyo en el pecho, e incisiva me
preguntaba”
-¿
Es su hija?
Ya
le dije que sí.
-Su
hija está en el Anfiteatro de la Delegación dos, aquí en la GAM. Espere a que
le dé un oficio, no la dejaran pasar a reconocerla si no lo lleva. – Había
cambió de turno.
Fue
entonces que el reloj se detuvo. “Frida, desde entonces mi vida no ha vuelto a
ser la misma. Ahí estaba mi niña, asesinada, sin vida. Yo la vi muy golpeada,
la policía se limitaba a decir que había sido un balazo. Pero los golpes eran
demasiados. También pude percatarme es que mi hija intento ayudarse, tal vez
deteniendo la hemorragia. Ahora
recientemente me enteré que la chamarra que llevaba puesta estaba desgarrada.
Hay muchas omisiones. Inconsistencias. Y nada más no queda claro, quién cometió
este crimen”.
Clara,
enferma, cansada, acompañada en ocasiones por su bastón, sigue esperando que la
justicia, en la “ciudad segura”, llegue.
A
dos años del feminicidio de Karla no hay respuesta de las autoridades. Las
cámaras cercanas al lugar no funcionaban. Solo una en la Avenida de los Cien Metros,
que tampoco arroja nada. El auto de Karla le fue entregado a su mamá. Al
revisarlo, Clara encuentra un casquillo de bala, regresa el auto. Lo único que
hasta la fecha no cambian es que en el auto encontraron una huella. La madre teme que como ha pasado con otras
pesquisas, también se pierda esa prueba. De hecho, la desesperada madre
asegura, “tal vez fueron ellos” (policía).
Había
un supuesto testigo, que dijo ver a un hombre que salió corriendo rumbo a Cien
Metros, el cual fue interrogado por el primer policía de investigación, que
llegó a la escena del crimen. Sin embargo, al continuar la investigación, el
testigo se esfumó. Y ahora no lo localizan.
Clara
solicitó que aquel policía que inició la investigación fuera llamado nuevamente
a rendir su informe. Las autoridades responden que el oficial se encuentra
suspendido. Por lo que hace suponer que dicho agente pudiera estar involucrado
en el crimen.
Clara
es una de las madres que me acompaña a nuestras ponencias. “Feminicidio,
escuchar, sentir, abrazar. Que damos en los diferentes CCHs, y Facultades de la
Universidad Autónoma de México (UNAM). El pasado 9 de abril, con lágrimas en
los ojos les expuso a las decenas de jóvenes que nos escuchaban lo siguiente.
“Esto
es un calvario que todas las que hemos sido víctimas de feminicidio padecemos,
de todas a las que nos han arrebatado a una hija, a una madre, a una hermana, y
que con todo el dolor y la rabia sacamos fuerzas, para exigir justicia y
justicia. Que con las entrañas hechas pedazos y en carne viva, exigimos conocer
la verdad de estos asesinatos incomprensibles, tan violentos, llevados a cabo
con tanta saña. Es una lucha diaria para que no les den carpetazo. Es entonces
que nos convertimos en investigadoras, en coadyuvantes de los Ministerios
Públicos. Escuchamos frases como. -Ustedes las víctimas no razonan-.
Es imperante que se analicen exhaustivamente y
con prontitud todas las carpetas sin resolver, no solo la de mi hija Karla Marisol,
todas. Cada carpeta”.
Clara
termina ya con el rostro desencajado, y la voz entre cortada, cuestionando.
“¿Por qué asesinan a la gente buena, productiva?”
Ese
9 de abril de 2018. La vida de muchos de los jóvenes y jovencitas que
escucharon a Clara. Dio un giro. Solidarios, se levantaron de sus butacas en el
CCH Azcapotzalco. Para otorgarle un abrazo. Y enjugar sus lágrimas, que no
querrían ver en los ojos de sus madres.
#NIUNAMÁS
#NOSEASINDIFERENTE
#FEMINICIDIOEMERGENCIANACIONAL
mayo
2018
Quieres
contar una historia de feminicidio, desaparición, o intento de feminicidio
búscame, ayúdame a visualizarlas.
@FridaGuerrera
fridaguerrera@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario